Diario de un editor

30 abril 2021

UNA SOLEMNIDAD IMPROPIA

Hace unos días presentamos en Belmonte, la capital de un concejo asturiano cercano a Somiedo, el libro de la periodista Rosa Fuentes, Trasiego. Un año sin trabajo.

El acto, que hubo que repetir por la afluencia de gente y el cumplimiento de las medidas de control sanitario, se celebró en un polideportivo sotechado, al aire libre, colindante con un rio salmonero y un campo de fútbol. Fue, sin duda, la mejor presentación que haya tenido esta editorial nunca. Auténtica, generosa, entrañable, emocionante, capaz de conmover hasta las lágrimas.

Hubo gente que confesaba abiertamente que llevaban más de un año sin encuentro común alguno, y que no sabían lo bien que se podía pasar con estas cosas de los libros.

“Tuvo una solemnidad impropia”, me dijo después el hermano de la autora en un hallazgo de precisión conceptual. Por rizar el rizo creo yo que esa solemnidad es propia de los libros y de los encuentros sobre los libros. Lo demás es jujaneo, cosas de los medios y de los académicos. El marqués de Quintanar, viejo lector del poeta Fernando Villalón, me dijo hace unos años:

“En mi casa todo es formal, Julio”.

Pues eso.