Diario de un editor

20 abril 2009

Barcelona

Hemos estado en Barcelona presentando el libro de Juan Arnuncio, un clásico. Los escritores que se precien - ! que decir de los editores ! - tienen que ir alguna vez a Barcelona y presentar un libro porque es como si te pusieran la antitetánica.
El acto fue en una sala preciosa del arquitecto Carlos Ferrater con unas cincuenta personas, un par de copas de cava y un queso delicioso. Habló Carlos Martí una de las voces mensajeras de la época que viene, un tipo de una vez que comenzo citando el inicio de Aub: la maté porqué era de Vinaroz. Luego nos llevarona tomar un dray Martini por allí cerca y a cenar tan ricamente. Por la mañana temprano paseo por las ramblas y luego la exposición grande de Soroya para terminar viendo el mar desde Monjuit. Por la tarde avión y a casa mientras atardecía por los pinares de Segovia.
Viene uno vacunado, lleno de sentido, sintiéndose vecino del otro, sabedor de la gente de bien, hombro con hombro, juntos. Cataluña es la amabilidad elegante. El resto, cursis interesados, los peores.
Yo sería partidario de la obligación de visitar una gran ciudad cada tres meses. Por decreto. Descontado de la nómina. Contra la barbarie, un poco de ensanche. Ya se ha dicho:
las habitaciones pequeñas hacen las cabezas pequeñas.

13 abril 2009

aprendizaje

Las cosas que hay que aprender, las inevitables, llegan a nuestro conocimiento a través del patrimonio hereditario( de la sangre ) o bien a lomos de la penosa experiencia, cargada de dolor y de fracasos. A mi siempre me ha parecido esta una de las injusticias existenciales de mayor calado, con la que uno convive casi sin enterarse durante años hasta que un día, sin más preámbulos, sabe que ha estado corriendo contra el destino, con las cartas marcadas, atrapado en el rugir de un viento despiadado.
Unos van y vienen, triscando, sabiendo a lo que están jugando desde jóvenes, mientras que otros, de ginebra en ginebra, solo son capaces de imaginar el cambio en la marca de refrescos.
La lección esencial, la de estar quietos como única manera de enterarse de lo que va pasando, la aprenden unos haya por los primeros años de carrera y otros cunado el último familiar de apoyo deja libre la línea de tratamiento directo con la muerte.
Ya se que están pensando que otros no se enteran nunca, pero clase de consuelo es ese, cuando a la liga solo le quedan por disputar lo partidos basura. Esos que no quieren jugar ni los oriundos.

06 abril 2009

lugares

En el clásico de Carlos Castaneda " Las enseñanzas de don Juan ", libro emblemático de un par al menos de generaciones, el maestro yaqui le pide a su discipulo antes de comenzar una velada de conocimento que encuentre su lugar, su sitio, en la casa a la que han acudido. Una vez convencido de que no se trata de una alegoría, ni de nada particular, el antropólogo comienza dar vueltas y vueltas, primero de pie y luego tumabado hasta que pasadas un par de horas toma posesión de un lugar desde donde ver el mundo.
Hay gente que tiene la suerte de encontrar su lugar y disfrutarlo. Aún más, hay gente que tiene más de un lugar y va de uno a otro como quién anda de fiesta. Yo mismo tengo dos y soy consciente del privilegio: Cuenca y Mojácar. Un pequeño valle - Cortijo Grande - en la sierra de la Cabrera y la parte alta de Cuenca, entre el Castillo y la Plaza Mayor, mayormente por la parte de la hoz del Júcar. Desde allí miro el mundo y me estoy quieto.
Por primera vez en muchos años no estoy en ninguno de los dos lugares ahora que viene la primavera. Varado aquí en la ciudad impar huyendo de las procesiones de Martín Garzo como alma que lleva el diablo, me doy cuenta de mi orfandad y de mi destino.
Los lugares son como el arte, que decía Gustavo Torner: si no los ves nadie sabe definirlos. Cuando apararecen todos guardan silencio y hasta podrían nombrarlos.
De cualquier forma no hay que vivir muy lejos de los lugares de uno. Al menos eso.