Diario de un editor

29 enero 2008

cien

Me avisa el servidor que llevo cien entradas en el diario. No se porque lo dice y me viene a la memoria la vieja anécdota taurina , cuando el espada retirado le dice a su apoderado que está pensando en volver y este le contesta muy serio : ¿ y quién se lo ha pedido, maestro ?.
Pensaba decir alguna cosa sobre la muerte de Angel Gonzalez y el libro que le ha hecho Segundo Santos el artesano de Cuenca en relación con aquella sentencia terrible de Séneca:" en vano llama el arte a la puerta del cuerdo". Pensaba decir algo sobre la urgente y cruel necesidad de sentir que tienes que expresarte, decirlo, sacar fuera lo que ahoga la respiración del alma. La cantidad de tiempo y mundo que se malgasta. Pensaba profundizar sobre eso a propósito de las cien entradas del diario, sin ninguna noticia del otro lado. Sin nadie que me haya dicho: prosiga, mosén, prosiga.
Iba a decirme sobre esto, pero se ha cruzado un suceso sin par hace unos días, un ciclón , una invasión de vida, de juventud, de fuerza. Un acontecimiento que solo merece al agradecimiento y el reconocimiento mas profundo. He oido tocar a la orquesta Simón Bolivar de Venezuela bajo el mando firme y entrañable de su director Gustavo Dudamel. No diré nada más. Que cada uno busque donde pueda.
Solo un apunte: cada vez que vean por la calle a un joven indio, negro, cuculé o blanco, y sientan deseos de saber que coños están haciendo aquí, piensen que son capaces de tocar Chaikosvski, con la solemnidad y sutilieza que solo podría hacer un ruso borracho.
La explosión de color, de vida, de alegría, de juventud y de fuerza sobre el escenario, tapa lo demás; el botellón de nuestros parques y el susto de las cien entradas de este diario.

09 enero 2008

el mal

Desde diferentes ámbitos, con distintas voces, hace meses que llegan sin interrupción libros sobre el mal a las estanterias de nuestras viejas y queridas librerías. No son libros al uso sobre secretos de sociedades secretas, ni recorridos por las praderas de la droga y el alcohol metílico. Son libros inquietantes de autores duros cuya vínculación con el mercado va mas allá del simple éxito: La carrretera, una casa en el bosque, el pijama a rayas, vida y destino o las benevolas, son los títulos seguramente mas vendidos de las pasadas fiestas familiares. Todos ellos con una referencia expresa al mal, a la verguenza del mal , a la presencia del príncipe entre nosotros.
¿ Tiene explicación este curioso fenómeno ?
La presencia del mal socava la relación de confianza del individuo para con el mundo, altera en profundidad su ligazón convirtiendo el cosmos de nuestras vidas en un caos; digamos que altera el elemento direcional de lo creado. El mal nos pone en contacto con el desorden que arruina progresivamente nuestra propia persona y las de los que nos rodean.
¿ Es esto lo que no está ocurriendo ? ¿ Pudiera ser tambien que estuvieramos tomando conciencia y elevando nuevas y mas seguras barreras para impedir su paso ? ¿ Pudieran ser ambas cosas a la vez ?
Alguien dijo de esta época que se trataba de una bella catástrofe. Quizás no estuviera tan lejos de eso que llamamos cierto.

02 enero 2008

Hace tres o cuatro días en el entierro de una joven librera, modelo de dedicación y entrega. El marido muy entero va recibiendo junto a los restos a compañeros y familiares de los que toma su abrazo y algunas palabras entrecortadas. Hay mucha, mucha gente en el tanatorio. De pronto uno que esta cerca pilla la conversación entre el deudo y alguién que se parece mas a un amigo que los otros que han ido desfilando.

--- Se fue la compañera, Alejandro hijo. Se fue la compañera, majo.

Y al marido, como a los boxeadores en un momento del castigo, se le va la cabeza, le viene una rictus desconocido de dolor, echa un par de pasos para atrás y encaja la evidencia mas dura de las últimas semanas. Se ha ido la compañera. Se ha ido para siempre.
Estos son los tiempos del amor. El amor es uno de los hitos valorados en nuestro entramado social y a el se dedican las mejores reseñas publicitarias, informativas y mediáticas. El amor, llega de improviso, no se busca, se encuentra, es mágico, nos hace flotar en él, no admite dudas, es gratuito, es deseo, nada tiene que ver con la voluntad. Es el milagro.
La compaña, que dicen los gitanos, es otra cosa. Se costruye. Hay que regarla. Se nota cada día. Se agradece. Necesita de una voluntad inequívoca, de tiempo, de intensidad y paciencia. La compaña es un resultado; el extremo mas alejado del milagro.
Nadie en su sano juicio cambiaría una cosa por la otra. El marido sabía que le habían quitado parte de su vida y que le condenaban a ver por las tardes, en medio de la ausencia, las basuras del corazón y sus despropósitos.Lloraba el hombre. No me extraña.