Diario de un editor

31 octubre 2005

noviembre

Llega Noviembre con los deberes hechos. Flores, nostalgia, lluvia y viento nuevo.Viene un poco atípico si lo comparamos con las páginas de Pla en " Las Horas ", pero bueno. Mucho mas lejano todavía de aquellos versos de Federico Muelas que citaba, de vez en cuando, mi padre:
carretera, tarde fría/un sol hipócrita miente/ tibieza en el desolado/ panorama de Noviembre.

He tenido que leer un par de novelas para publicar, si llega el caso y el dinero. Ahora la gente se apoya mucho en un investigador, policía o aficionado para narrar y, al final, nunca se sabe nada de él. Flaco o gordo, fumador o pejiguera, mujeriego, abstemio, lector, poeta..... Ahora, no. Ahora , lo máximo, que fue luchador antifranquista. Así que he tenido que releer algunas páginas de García Pavón y otras P.D. James para volver un poco a mi ser, y disfrutar tipo caballero. Y yo me entiendo.

También he vuelto sobre Cervantes, como cada día, ya casi como cada hora. Yo no sé que hubiera sido de mi sin ese hombre que me ha acompañado tanto. El prólogo del Persiles, Astrana Marín y eso. Burla, burlando, me he encontrado con el testamento de su mujer, cuando se refiere a su difícil marido:

" Item mando al dicho Miguel de Cervantes, mi marido , la cama en que yo muriese, con la ropa que tuviere, con más todos los muebles que yo tuviera, por el mucho amor y buena compañía que ambos hemos tenido".

Yo nunca he leído algo tan hermoso sobre el amor. Otros tiempos.

De ese tipo de amor habla la novela de Valetín Martínez Carbajo que presentamos el viernes. Por eso la publico.

Ahora me voy a poner el correo unas invitaciones tardías y a compar un Tenorio para leerme esta tarde cuando caiga la noche.

24 octubre 2005

hábito

Han llegado las nieblas y ya lo he dicho alguna vez:
la ciudad tierra sin liebres; inútil basurero de cigueñas.


Todos los libros guardan su secreto.
El viernes por la tarde, como hacíamos antes, estuvimos en La Trapa para oír el oficio de la salve.
Comienza con los últimos rayos de sol y termina con la noche cerrada. La nave central está en completa oscuridad y van encendiéndose los grandes cirios según avanza la liturgia. Los hábitos blancos de los monjes imantan la mirada y el silencio deja caer su manto sobre los cansados peregrinos. Hay un momento en el que cantan:

" Guardanos Señor como a las niñas de tus ojos / al abrigo de tus alas protegenos ".

El tiempo se suspende y del otro lado de lo siglos llegan otros hombres para sentarse un rato con nosotros. El oficio pasa por los cuerpos ateridos de la zafiedad de la semana como si de una ducha tibia se tratase. Uno asiste, atónito, a uno de los secretos mejor custodiado.

Valentín Martínez Carbajo , el autor de la novela que presentamos en Noviembre, fue monje de este sitio. Vivió en medio de su mundo y de su ritmo. Resulta difícil entender que se puede puede buscar fuera de allí cuando se ha tenido la oportunidad de ver el rostro de las cosas. Pero dejó los hábitos. Se fue extramuros y dedicó su tiempo a escribir historias de la nueva urbanidad que tan bien conoce.

Un secreto tras el otro.

17 octubre 2005

pálpito

Esta ciudad impar antes no se gustaba nada y la gente iba por ahí medio enfadada, con la niebla puesta, haciendo del frió un distintivo de calidad que no entendían nada mas que los profesionales del asunto. Hacía malo en ferias y en semana santa. Esa era la gracia.
Luego con la democracia se cerró muy bien sobre unos límites diseñados con sentido, se recuperó el río como hilo conductor y se comenzó a valorar la calle como algo más que la derrota necesaria para ir al fúbol y a los toros.
La ciudad ahora es bonita, tiene calidad, un montón de árboles y unos brotes de vida que yo me obligo a visitar con la bici los domingos porque hace ya años que no es posible patearlo por la medida de las cosas. La bondad tiene ese componente generoso y expansivo.
Detras de los nuevos barrios, sus paseos, sus instalaciones deportivas, sus parques y sus bares, han aparecido nuevas gentes, nuevas formas de gentes, que viven sus vidas de formas tan diferentes que da mucha alegría reconocerlas, porque - aunque alguno no lo sepa - todo lo conocido es bueno.
De esas nuevas formas de relación y de familias trata " El Nigromante" la novela de Valetín Martínez Carbajo que presentamos en el primer viernes de Noviembre. Fácil, sin aspavientos, el relato nos introduce en esos nuevos mundos, de la misma manera que yo me introduzco por las urbanizaciones con la bici los domingos. Hay una satisfación profunda en ese ir y venir buscando la vida, como si de níscalos se tratase.
El autor dice que tiene un buen pálpito. Que vamos a vender doce o trece ediciones, que se lo dijeron hace justamente veinte años.
Yo le digo que no , que antes había otras satisfaciones.
En esas estamos.

09 octubre 2005

el nigromante

Durante muchos veranos yo acudí puntual a la cita con la comunidad de Taize, en el sur de Francia. Se trataba de un encuentro mundial con otros jóvenes para debatir entorno a las diferencias norte-sur y la necesidad de la contemplación en medio de la lucha por las libertades. De aquellos tiempos guardo la joya de haberme podido adentrar en el delicado mundo del silencio.
Creo que fue a finales de Agosto, en este año, cuando recibí la noticia de que el prior de la comunidad , frere Roger , para quién yo traduje alguna vez, había caído asesinado en medio de la oración vespertina, víctima de una enajenada.
Desde entonces he venido repasando sus textos, releyendo su pensamiento, uno de los mas originales y certeros de lo que a mi se me ha dado conocer. En una carta de 1995 el prior decía:

" De noche como de día, avanzando de comienzo en comienzo, se construye una vida".

Esta intuición sobre el crecimiento por encima de la conciencia guiado, en suma, por las fuerzas de la bondad que nos habitan, es algo realmente hermoso y de una fuerza indestructible. Eso que vive en mi, sin mi.

La idea va a servir también para presentar la novela de Valentín Martínez Carbajo "El nigromante" el próximo día cuatro de Noviembre en la Casa Revilla de Valladolid. Una historia sobre los nuevos barrios, las nuevas relaciones, las nuevas formas de familia y el lugar, siempre sagrado, donde anida la amistad. Una trama con garra que esconde la reflexión profunda sobre lo que crece, sin muchas veces logremos darnos cuenta del milagro.

Una novela en la que tengo puestas muchas esperanzas.

El editor.