Diario de un editor

27 marzo 2006

el lugar

Una cita de Junger en sus diarios de 1945:

" La tarea del autor, en la medida en que ella tiene sentido para los otros, es la fundación de una tierra natal espiritual, de una morada espiritual. La obra, entonces se impone al mundo de una manera mucho más honda y duradera que todo saber, que toda política. Así como la seguridad de un lugar, su condición de habitable, en quién reposa es en el héroe, así el autor es el que consigue que reconozcamos ese lugar, que lo recordemos: que se convierta en tierra natal para el lector".

He vuelto a leer, terminado, listo ya, el libro del comandante Bustamante que presentamos el viernes. Creo que el autor ha logrado transmitir el lugar que conoció. Ahora sé que tengo otro lugar, otro hermoso lugar poblado de sus gentes para refugiarme de las duras ofensas que de vez en cuando nos deja caer como viejas bombas asesinas nuestro propio tiempo. Cuando se instalen de nuevo las inclemencias habrá otro puerto más donde ponerse al abrigo.

Y luego alguno seguirá preguntando para que sirve la literatura.

20 marzo 2006

auténtico

Uno de los peores momentos para el editor resulta ser la entrega de los libros. Quieras que no el editor comienza a ver que no se ha cortado bien, que los colofones machan mucho, que el libro se ha ido de páginas, que está cargado de recursos, que se ha resistido a las mejoras que uno ha intentado aportarle. Que va a lo suyo, vamos. Y el editor sabe que es un libro bonito. Muy bonito, si fuera de otro. Tiene una cubierta llena de vida y un tacto amigable que invita a hacerle tuyo, llenarse del texto limpio que esconde. Noticias de Africa. Uno de los sitios del mundo donde aún puede verse lo saludable en estado puro. Eso si, cercado por el maligno; el enemigo que nadie reconoce.

En esos momentos lo mejor es hacer ejercicios de profundidad y dejarse de remilgos: retomar la conciencia de que uno hace libros porque se divierte mucho, para que sus amigos le quieran más, para hacer regates a la muerte, para no pensar en el tiempo que falta para ir a Mojácar, o para hacerse una idea de la belleza del mundo. Como recordaba Zobel, el pintor, para no olvidar que en japonés belleza y orden se nombran con la misma palabra.

El orden profundo de las cosas. Eso que vive en mi, sin mi.

15 marzo 2006

ayuda

Primer almendro en flor en la M-50, poco después de la salida de Córdoba. Morado, precioso.

Para los que venimos de arriba, el almendro es siempre la sorpresa, lo inesperado , el milagro frente a las ofensas inacabables de los hielos. Luego, camino de Cuenca para un asunto de familia, tierras marrones, profundas, poderosas.

Por la mañana visita al museo en compañia de Jesús Capa, el único pintor que conozco que no habla nunca de si mismo y menos de su obra. Magníficas sus iluminaciones sobre Saura, Torner, Rueda, Guerrero. No saben bien estos explicadores lo que hacen gozar a los neófitos.
Luego vinos nuevos con los primos. La íntima fuerza de la sangre.

Con estas cosas, con cosas decentes y de balde, uno sigue amando la vida, aguantando sus empellones, manteniendo la ilusión y la sorpresa. Son ayudas, como los libros.

En las máquinas ya, el libro africano del joven comandante español, Juan Bustamante, está a punto de ver la luz. Nervios de presentación , dudas de ventas, ignorancia de los poderosos. Pero el libro es hermoso, tiene la elegancia precisa de lo frágil. Llega como un regalo. Como una ayuda de la misma familia que los almendros o los cuadros.

05 marzo 2006

tareas

Quedaba un volumen demasiado grueso. Se iba a 280 páginas en el formato de la colección de " cosas del campo " y perdía buena parte de la fragilidad que es su característica principal; un intento de llamar a las cosas desde su nombre primero, como que nadie las hubiera reclamado todavía.
El caso es que el maquetador había hecho un buen trabajando reduciendo la caja para estilizarla, subiendo medio cuerpo el tipo, dejando que las entradas arrancaran siempre en las impares y utilizando unos colofones muy bonitos que venían trabajados a partir de fotos del propio autor, sencillas y auténticas como el texto.
Me pasé la mañan entera dándole vueltas y luego por la tarde llamé al diseñador y se lo conté. Total que a su casa a las diez de la noche, tortilla, tomates y un vino estupendo de un primo mío. Discusión, conclusiones y manos a la obra otra vez, dejando libres las entradas en la página que caigan y manteniendo el tipo con reducción de colofones. Va a quedar muy hermoso con varios pliegos de menos lo que ayudara a su figura.
Ha sido muy emocionante todo el proceso de la decisión final y uno se siente como en casa, orgulloso y sereno de estar haciendo lo que ha elegido hacer. Para leer he tenido en mi mano la correspondencia de Helene Hanff con su libería de Londres ( 84, Charing Croos Road, editada por Anagrama) y los diarios de Junger durante su estancia en Paris.
Creo que he sido feliz arropado por el calor de los libros.
Nada mas injusto que las burdas intromisiones de la vida social para alterar el orden profundo, la danza del tiempo sobre el mundo.