Diario de un editor

30 abril 2013

Antologia

Trajino estos días con un libro fronterizo entre la poesía y todo  lo  demás: Antología de Spoon River en una edición reciente de Cátedra. Yo tenía una antigua de Barral ( 1974 ) pero , por entregarme un poco a las explicaciones y al texto completo, me he comprado la novedad que es , desde luego, mejor pero mucho más fea. No tiene color. Me quedo con la mía.
Antologia de Spoon River está construida sobre los epitafios del cementerio de un pueblo imaginario en el entorno del estado americano de Illinois. Los cemeneterios , como las catedrales, fueron en su momento lugares de encuentro social , de vida ciudadana. Algo muy parecido a las formas de los gitanos en relación con la muerte, según cuentan los expertos. En los cementerios hay una geografía de la muerte muy parecida a la de la vida pero con más verdad. Con una verdad a la que estamos muy poco acostumbrados. Una vez encontré en uno de los diarios de Andrés Traipello un epitafio que desde entonces es mi preferido :

" ya te dije que estaba enfermo".

" Nunca he visto la diferencia/ entre jugar a las cartas por dinero/ y vender inmuebles,/ ejercer el derecho, ser banquero o cualquier cosa./ Porque todo es azar./ Y , sin embargo , / ¿ ves a un hombre diligente en sus asuntos ?/ ! Al servicio de reyes estará !."
Los epitafios de Spoon River, que es un libro que merecería no tener autor , configuran un mundo, retratan a un pueblo, a un país, a un mundo. Son literatura. El libro tiene la difucultad de su ubicación en la biblioteca. ¿ Poesía ? ¿ Novela ?. Una discusión estéril. Para eso está la categoría de cabecera.

17 abril 2013

Último

A ciertas alturas las palabras empiezan a encajar como anillo al dedo. Mañana se presenta el último libro de la casa. El último. Ya les digo que cada vez se va pareciendo más la palabra a lo nombrado.. Mengua la cuenta de resultados, mengua la ilusión, mengua la capacidad y se va haciendo demasiado tarde para todo.
Vengo ahora de visitar las últimas librerías , la última entrevista,  de hacer el último contacto telefónico. Los libreros te miran con asombro, cuando no con enfado, por la resistencia inútil a la que entienden que te has entregado. Los periodistas no se han leído el libro y cuando acabas con el telefóno te das cuenta que te has quedado sin llamar a Ramón Abril que te apetecía tanto. Basta dices. Ya no más. Lo que sea será. Ya no hay tiempo.
El caso es que sabes que hay un texto que te ronda, que puedes ser el bueno, que al mejor. Sabes que todavía queda algo en alguna recámara.
¿ Porque entonces el último ?.
Hay una promesa oculta tras el cierre del telón. Un tiempo fuera ya de cualquier aspiración. Una opción de volver hasta el lugar donde habita la gratuidad y el silencio.
Va siendo el último porque ese tirón es cada vez más grande. Más auténtico. Un lugar desde donde ver la media verónica de Morante.
Mañana en la presentación les echaré de menos. Un saludo.

10 abril 2013

abril

Luis Rosales es uno de los poetas olvidado y secuestrado por la interesada relación histórica que ha tenido que soportar con la muerte de Federico García Lorca. Junto a Vivanco y Panero forman una trilogía que Félix Grande llegó a llamar  la sinfonia de la misericordia. Son poetas que vienen de la verguenza de la guerra civil, de haberla visto, de haber quedado marcados por ella. Se refugiaron en la vida familiar, en las casas, en la memoria. Creo que fue Vivanco quién lo dijo:
Ser poeta. No llevar una existencia brillante y tener alma.
Abril es el libro de juventud de Luis Rosales. Su primer poemario. Contiene ya lo que va a ser dicho años después , cuando sea el momento. Rosales sostiene que abril es el tiempo en que las cosas enterradas en nuestro corazón aprenden a nacer para encender en torno suyo la alegría. Rosales se obliga en uno de los versos a mirar el paso encendido de la luz. El sigilo del campo. Hay que mirar profundamente, dice. Hay que mirar bien. El destino es llevar la mirada en los ojos.
Yo tengo una foto de Rosales viejo en mi despacho. En abril la miro mucho.
Abril es mi mes preferido. También el mes en que murió mi padre y Cervantes. Es el mes de la feria y del advenimiento de la segunda república que fue un momento muy madrileño y bonito que luego terminó en un error detras de otro como bien esconden los historiadores. Abril es el mes de los instantes y eso hay que cuidarlocon mimo como un matrimonio.
Esta mañana según venía para el trabajo, muy de mañana a media luz, todavía, el aire tenía por primera vez un rumor de ángeles. Una promesa. Dicen los del tiempo que hoy frío, agua y viento, pero yo esta mañana , ya les digo, he notado el milagro en mi cara y he venido corriendo para anotarlo en este pequeño y frágil cuaderno de hule con el que me trato con mis amigos.
Un abrazo.

01 abril 2013

verde

En uno de los periódicos en los que trabajé de jovencillo había un crítico taurino, muy puesto y muy cercano, al que le gustaba también el teatro y , sobre todo, la noche. Esperaba ayudando a que fuéramos terminando y cuando la rotativa se ponía al galope se venía con nosotros y se tiraba al gin-tonic porque decía que era muy diurético. Era un hombre encantador y bueno que de vez en cuando, siempre a petición, cantaba paisajes de Catamarca. El de mil distintos tonos de verde, decía y se le perdían los ojos.
He dado un paseo largo bajo la lluvía viendo los verdes recién lavados que son uno de lo mayores espectáculos del mundo. Verdes de hierba, verdes de seto, verdes de hojas chorreando gotitas de agua como minutos mustios. Diminutas flores amarillas y nazarenas sobre el verde diverso de los jardines. Pronto los campos de amapolas rojas , he pensado, y me he dado cuenta que estaba otra vez asistiendo al cambio de estación en el mismo paseo que me pilló el otoño, casi en el mismo sitio.
Algunos hombres sienten una especial satisfacción en estarse quietos en el mismo sitio. El otro día Landero , el escritor, dijo que a la gente le pasaban las cosas por andar moviéndose de sitio. Marco Aurelio ,el emperador, sostenía que la repetición era patrimonio de los grandes, y mi abuelo Basiliso decía que el ir venir era cosa de los malos toreros.
Inquietud, impaciencia, desazón, zozobra cuando no agitación, confusión y angustia son sentimientos comunes en los danzantes de un tiempo sin honor, arrogante y zafio.
No hay peor cosa que un hombre fuera de su sitio, bien admitido que la mayor parte de la gente gasta la vida y no encuentra el suyo.
! Que dolor esta ausencia de Mojácar , este haberte ido tan pronto de mi lado !.