Diario de un editor

30 mayo 2006

tareas

Levinas, el pensador judío, escribió en su día un artículo al que vuelvo con frecuencia titulado " dificil libertad ". El eje del trabajo era la conciencia del rostro que contenía en su contemplación la existencia del otro. Es decir, al ver un rostro, uno tomaba conciencia del otro y, consecuentemente, el deber moral de respetarlo y reconocerlo. Cuando un animal enseña el rostro al congénere, pide clemencia y el otro se ve impedido de ejercer violencia alguna. En resumen, la contemplación del rostro de alguien nos lleva al deber moral de ser otro para los otros. Un deber que dura una vida.

A veces tengo la sensación de que esa es la tarea del pequeño editor. Ser trasmisor de la voz del que tiene algo que decir. En otras, el editor publica un libro y sabe que ha hecho un ruido innecesario, siente una pena grande por haber violentado el orden íntimo de las cosas. Alguna vez , el editor publica un texto de alguién que no respeta los rostros, que solo busca la fama, que desprecia incluso la gloria, y el editor sufre y se maldice.

Mañana voy a comer con un autor y con la persona que medió para hacer posible su libro. Lo hacemos como celebración. Como una pequeña alabanza al hecho de haber podido hacer algo juntos. De haber sido, entre nosotros, unos para otros.

Guay.

22 mayo 2006

periodistas

K. Kraus escribió un texto sobre el tema, en la Viena de Freud, que tituló "Contra los periodistas ", y se quedó tan ancho. Venía a decir que los periodistas eran gente capaz de referirse a la muerte de Cristo como " los sucesos del Golgota"y no eran de fiar. Con sus más y sus menos parece un buen argumento y ahora que no les dejan fumar en el lugar de trabajo, más. Cuando aparece uno que se lee el libro, es capaz de entenderlo, nombrarlo y meterlo en las líneas que le diga su jefe de sección, pues da gloria verlo y da uno en acordarse de lo bien que se pueden hacer las cosas sin dar la vara a nadie.
Este que les digo se llama Julio Tovar trabaja en " El Mundo" y ha hecho realmente una cosa estupenda sobre el libro de Carlos Romero " Pandemonium".

La presentación fue otro éxito rotundo de público la sala totalmente llena, un montón de firma y un vino muy rico que me habían traido de Extremadura para enfrentarlo al recuerdo del vino de pitarra tan duro como la historia de la novela. Me alegro mucho de haber presentado este libro que luego celebramos en una urbanización con carne argentina y tertulia futbolera sobre Boca y la trayectoria del pequeño Ardiles, uno de esos jugadores que siempre tendra sitio en mi disco duro.

Al día siguiente estuve en Santander a la comunión del año y fue testigo de una noche tan serena en el Sardinero que por un momento se suspendió el viento y el tiempo en mi presencia. Deje la habitación del Rhin abierta durante la noche y dormí con los ronquidos del mar despertándome cada poco para ver el espéctaculo.

Me dió la tentación de pensar que esto de publicar libros es un ruido innecesario, pero en esta ocasión no era verdad, con lo cual mejoró todo.

La noche, entre las nubes, tenía un azul lento, como si de una verónica se tratase.

15 mayo 2006

escritores

Por lo que tengo visto hay varias clases de escritores. Están los escritores profesionales que admiten una subdivisión elemental entre consagrados y los por venir que generalmente se quedan en eso. Los consagrados suelen ser gente amable mientras no vean peligrar el territorio, y saben del precio de las cosas intentando sacar agua de un botijo al que a veces solo le queda el sabor a cerámica. Son conscientes de que pagan caro la profesionalización, el libro por año, los " bolos " , los jurados y todo eso que les permiten mantener los gastos de la casa, como todos. Los del porvenir quiseran tener estos problemas pero no los tienen, y se pasan la vida dándose premios e intentando colocarse en cualquier sitio por donde pase público y dinero. Para mi gusto son los peores.

Están tambien los escritores de caja de ahorros dedicados a la cosa local, con alguna rabieta provinciana porque la fama no les trata como se merecen, dicen. Ni fu, ni fa. Dan un poco igual y salvo cuando se ponen estupendos, no molestan y suelen saber lo que se dicen. De lo suyo, claro.

Por último están los escritores secretos. Toda ciudad tiene sus escritores secretos y en buena medida esta pequeña editorial se dedica a ellos. Una buena parte no soporta bien la idea de publicar, porque no están acostumbrados a las opiniones ajenas, ni al público, ni a la prensa a la que suelen despreciar con una profundidad muy elegante. Es dificil sacarles algo , pero uno lo intenta porque suelen tener cosas interesantes y atormentadas, como sus propias vidas. Por último estan los escritores secretos a quién se les aparece el destino, y lo aceptan de verdad sin remilgos, pasan por lo que haya que pasar y defienden su novela con la dignidad del autor, que suele ser decidida y firme. A mí son los que más me gustan y siempre digo que merece la pena conocerlos y leerlos, por eso los publico.

El viernes presentamos al mejor ejemplar que yo he conocido hasta el momento. Un asentado odóntologo de la plaza, antigua promesa del fútbol, magnífico narrador que larga una novela sobre las dos españas bien trabada en un juego de personajes que a más de uno habría que obligarle a leer para que dejen de joder con la pelota. La vasca y la republicana. Yo sé que ustedes me entienden.

Tienen la novela en la página de novedades. Merece la pena se lo aseguro.

07 mayo 2006

Ceseden

Exito rotundo de la presentación de " Envios " en el Centro de Estudios Superiores de la Defensa Nacional. Con dos cojones. Allí que nos fuimos con las dos cajas de libros y la ilusión del maletilla para decir en el corazón de la inteligencia militar que su comandanate Juan Bustamante había escrito un texto precioso y que se dejaran de anuncios cutres por la tele porque tenían gente de verdad, auténticos.

Pues lo que pasa siempre en estos sitios. El lugar era muy hermoso, sus gentes hospitalarias y encantadoras, los compañeros del autor estuvieron a la altura, vimos un montón de personajes y tomamos un par de vinos estupendos llenos de camaraderia y buen talante. Cada uno dijo lo que quiso y para casa mas contentos que unas pascuas. Da gusto cuando se salta de nivel y se acaba este tufillo rancio e inutil de lo autonómico. A mayores lo vendimos todo. Todo lo que llevábamos. Bueno lo vendió todo una criatura de 13 años, hija de un compañero del autor, una ratina que mantuvo a raya a comandantes, tenientes coroneles y coroneles. Daba el cambio con la seguridad de la infancia y sonreía como la mujer que estaba a punto de llegar. Solo por ver la actuación haría el viaje una vez a la semana. Olía a Madrid y a Africa, a gracejo y facilidad. Olía a mi barrrio, que es en definitiva lo que siento en cuanto piso los bulevares.

Bustamante contó una anécdota sabrosa. Cuando estaba terminando de escribir comenzó a preguntar a los amigos que título le vendría bien al libro. Creo que uno de ellos, una amistad de esas del colegio, le dijo: " no solo matan". Pues eso.

De la feria del libro, ni hablar. A estas alturas uno tiene el derecho a tratarse unicamente con las virtudes de sus amigos.

01 mayo 2006

feria del libro

El mundo entero se ha puesto verde. Verdes muy pálidos, pasados por agua en las frondosidades del campo grande que es el jardín lleno de ardillas de esta ciudad impar. Verde en las cunetas del camino que lleva a las viñas en el corazón mismo del vino de Cigales. Verdes con amarillos, con rojos, carmesis, morados de las flores pequeñas, conejos, liebres y perdices sobre el verde crecido del cereal.

Subimos la otra tarde a picar un cacho y bebernos una botella de un vino joven extremeño de la ribera del Guadiana, tan afrutado que daba la impresión de estarse bebiendo el bosque. Me habían regalado un par de cajas las dueñas de un restaurante de Cáceres, " El paladar de Felisa ", al que tengo muchas ganas de ir a celebrar la vida que lo único con lo que no puede el cabrón del tiempo. Les pides un consejo de un vino para presentar una novela ambientada en la tierra y van las mujeres, lo eligen , te lo preparan y te lo regalan. ¿ Como te lo voy a cobrar , hombre ¿, te dicen y uno piensa que el mundo es así, como ellas dicen, y no como lo relatan los funcionarios.

También en estos días es la feria del libro. La feria del libro se termina en cuanto lees el comite organizador y las lista de invitados a las mesas redondas en las que hay mas gente en la parte de arriba que en el salón de abajo. Cuando terminas de repasar el inventario, un año más, confirmas que no te encuentras. Antes podías decirte a ti mismo que ese el era el precio de la independencia, que mas que nada se trataba de una confirmación de estar en el buen camino. Ahora, ni eso. Ahora eres mas consciente de la soledad, te duele más adentro.

Entonces, como por encanto, se te cruza otro verde, otra amapola, otro par de perdices, respiras hondo, a gusto, y comienzas a pensar en el siguiente libro.