16 febrero 2021

LA MIRADA AMABLE

La mirada amable es propia de los hombres inocentes, y de los pintores. Traspasa lo mirado y va directa al corazón de los asuntos. Con la rapidez del rayo, llega mucho antes que la razón. Por eso resulta peligrosa.

Otorga atención a lo pequeño, a los márgenes, a lo poco llamativo, a lo que no tenemos por importante. Concede hospitalidad a los objetos y a los acontecimientos que vienen y van, mostrando la unidad de las cosas, el paso fugaz de la brisa que perseguimos incluso sin saberlo.

La mirada amable del pintor escucha y ve por nosotros, porque ha dejado de escucharse a sí misma. Debemos a los pintores ese esfuerzo por ver lo que nosotros no vemos, aun teniendo la realidad frente a los ojos.

“La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso, pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá! ” (San Mateo 6,20)

Nunca había reparado en este pasaje evangélico. Estaba ahí y no lo veía. Tampoco ellos habían sido capaces de iluminarlo en su incesante ruido.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Que las lágrimas no nos nublen los ojos para poder leer, admirar las rosas y que, algún día, encontremos nuestra estrella.

20:44  

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