Diario de un editor

21 febrero 2011

lugares 2

Algunos lugares carecen de otro encanto que no sea el que les otorga su lealtad y su constancia. Están ahí, varados en el tiempo, sin horario, disponibles para que al llegar a ellos sintamos la enorma capacidad para sostener el presente que tiene la nostalgia.
Hay un lugar en Tarancón, un mesón atemporal, humilde y serio, que me ha visto pasar a tomar algo de niño, de tonto, de adulto y de ahora, que todavía no sé como se nombra mi nuevo estado. Me ha visto camino de las bodas , bautizos y entierros familiares. Me ha visto pasar camino de Mojácar, siempre acompañado de los míos. Nunca he entrado en el establecimiento del brazo de un extraño.
Tienen la elegancia de reconocerme sin necesidad de los abusivos modos del conocimiento. Nunca ha habido pregunta alguna, ni confianza hosteleras. El señor, por el que ha ido pasando el tiempo sin estridencias, me deja caer alguna frase amable y otro terrón más de azucar, por si acaso.
¿ Qué, de camino ? , me dice y se retira discreto.
A veces doy en pensar que sería de nosotros sin los lugares. No hablan , ni escuchan ni tienen sentimientos. Parecen que están ahí como si tal cosa, pero en el corazón sucede lo contrario. Los lugares nos hablan de nosotros mismos porqué nos han escuchado, nos han acogido desde que comenzamos a ir y venir por la gran mentira del tiempo.

17 febrero 2011

notas

No se muy bien de donde me viene esta pasión por el coleccionismo. A veces pienso que más tendría que ver con los escritores , pero ellos andan ahora entregados a tareas de seducción del éxito y es posible que no deparen en las pequeñas piezas que para algunos de nosotros son la esencia misma de la vida.
Hace tiempo que guardo notas perdidas en los libros que saco de las bibliotecas : recordatorios, anotaciones, pensamientos... Una forma de relación con los que leyeron antes el texto. Una cofradía secreta a la que ni siquiera sabemos que pertenecemos. Al principio pensaba en montar un libro pero como siempre me ha parecido mejor guardarlas para mi en vez de gastar papel y llegar a lugares donde nadie me había llamado.
Ayer encontré esta:
Ir peluquería : hacer cejas y bigote, comprar botas negras, comprar vaqueros, lavar ropa, comprar suavizante ropa color, ver online " La última seducción ".
Esta metida en la página 211 de un extraño libro de autoayuda titulado " El Monje que vendió su Ferrari".
El tenor de las notas tiene que ver - es mi hipótesis - con el libro en cuestión. El libro es leído por el tipo de personas que dejan este tipo de notas, etc. La aventura comienza cuando una nota como esta apareciera en " Vida y Destino " , por ejemplo.
¿ Que les parece ? ¿ Serían tan amables de mandarme cualquier cosa que encuentren al rspecto ?

09 febrero 2011

lugares

Hace pocos días, en uno de esos cursos denominados de inmersión temática, hicieron como calentamiento una dinámica de presentaciones. Se trataba de citar una película y un lugar de preferencia para cada uno de los asistentes.
Muchos comentaron lugares exóticos que habían visitado o querían visitar. Algunos se apoyaron en gran ciudades donde habían estado a gusto y uno habló de su pueblo como territorio único.
Estaba clara la confusión cada vez más frecuente entre lugar y destino. El destino tiene que ver con el viaje, con la ofetrta turística, con el ir y venir. Con la incapacidad para estarse quieto. El lugar requiere elección , descubrimiento, lealtad y silencio. Hay personas que tienen una agenda enorme de destinos y carecen de lugar. Un hombre sin lugar, por otra parte, resulta con frecuencia un bulto sospechoso.
El editor tiene dos lugares , Cuenca y Mojacar. Vuelvo a ellos con la seguridad de quién llega a puerto. Aún más, Cuenca y Mojacar guardan una relación íntima que encontré una vez en los libros.
Ahora mismo en Sierra Cabrera, en el Cortijo Grande , en un pequeño huerto de naranjos y limoneros la primavera despierta como una promesa cumplida durante siglos. Huele a azahar, la luz es complice, las voces, susurros, la temperatura , una caricia temprana. Uno puede sentarse allí y ver pasar el mundo.
Un lugar, ya les digo.