Diario de un editor

23 abril 2006

Presentación.

Hemos vuelto de Mojacar hace una semana y están las cunetas llenas de florecillas amarillas y unas moradas diminutas que nunca se como se llaman. Como si estas tierras sintieran celos del sur y de sus olores, se ha preparado una primavera espectacular con unos verdes muy limpios que parecen estar hechos para los pintores maduros que se atreven con el verde guardia civil, con el por el momento solo se atrevió Fernando Zobel. Han cuajado, también, los primeros campos de amapolas. Ese momento fundamental para los camperos, para nosotros, que fechamos tan mal y nos gustaba tanto discutir de esto.

Dentro de una semana la feria del libro con sus interminables listas e organizadores a las que cada año se suma alguién al que se le debe un favor, o una amistad, y de la que desaparecen otros sin que nadie se atreva a preguntar el motivo, pero la muerte civil, como la otra, tiene poco que ver con los motivos.

Dentro de diez días, o así, ( el juves cuatro de mayo ) presentamos " Envíos " de Juan Bustamante en Madrid. El libro va muy bien y da gusto que guste, porque uno se siente solo muchas veces en esto de los gustos. Lo presentamos, según me soplan, en el corazón mismo de la inteligencia militar, el CESDEN en pleno Paseo de la Castellana y que sale tanto en los telediarios. Debe ser allí donde están esos militares que uno imagina, cultos, estoicos, prudentes con el mundo y con sus gentes. Conversadores amenos y versados en el dolor del prójimo que es lo que mas elegante hace a lo hombres desde que el mundo es mundo.

Presentación, también de la editorial en Madrid. Hace unos años uno estaria preparando los activos de su patrimonio para que ordenadamente los demás los recibieran y su supieran a que atenerse. A estas alturas presentar es presentarse , mostrar al público lo que queda del día, saber que estas descubierto y que nada importa ya. Ni siquiera eso.

Y menos mal que vamos con un libro hermoso y fragil como lo auténtico. Y menos mal que me lleva mi amigo Juanjo para evitar que en un suspiro, después de comer en Lucio, se me vaya el santo al cielo.

02 abril 2006

la bondad

La bondad, como la muerte, tienen la cualidad de iluminar la escena y decirnos, por unas horas, como anda nuestra vida, que es de nosotros en medio de esta bella catastrofe. En presencia de un hombre bueno, el ritmo recupera un son especial, nuestro, cercano a la manera de decir que tiene el mundo y que tan pocas veces oimos. Muchas tardes nos preguntamos que hubiera sido de un escritor mejorando su persona. Que hubiera podido escribir ese hombre si hubiera sido un hombre bueno. La bondad es un secreto al que nadie presta demasiada atención, seguramente porque al no entenderlo, pretenden que no existe.

El comandante Bustamante presentó el otro día su libro con éxito. Un éxito rotundo, especial, cargado de datos objetivos y de sentimientos intuidos. Es un hermoso libro de esos que uno sabe ligados a la idea de la editorial, cargado de coincidencias y de personas. Durante todo el acto tuve la impresión de que la clave estaba en la bondad del protagonista, en una forma de estar en el mundo que hacia sentir importante y cercano a cuantos se rozaban con el siquiera por un momento.

La bondad es expansiva. Habrá escritores no estaran de acuerdo, pero este libro va a venderse, va agotar la edición en un par de meses , basicamente porque su autor es un un hombre bueno, alguien que habla con la vida utilizando el mismo lenguaje. Sus envios desde Eritrea, son un soplo de aire fresco sobre la gran vergüenza africana. Ha sido para mí una satisfación profunda y seria haberlo publicado. Dejo constancia.

Pd.- Me he quedado sin batería en el móvil hace un rato y no puedo mandar un aliento a dos personas buenas ( las más buenas ) que he conocido. Una se va y otra sigue anclada entre las hoces. De la bondad siempre cabe decir lo mismo: nadie podrá ocupar vuestro sitio. Solo los grandes se ganan el derecho a un lugar en nuestros corazones.