Diario de un editor

29 octubre 2006

Se acercan los santos. Llega el toque de difuntos. Vienen saliendo unos días equívocos, como todos los años, que no sabe uno si vamos para la primavera o mantenemos la derrota del invierno. Los cuerpos se descomponen, se abren las úlceras, avisan las gripes, las cervicales no se hacen con el rumbo y solo la memoria, que actúa siempre de brújula, nos insiste en el sendero del frío, los aguaceros y la niebla. Tiempo al tiempo.

De cualquier forma y para cerebrarlo damos largos paseos por los otoños de la ciudad, comemos níscalos y esperamos los primeros vinos del año, los boujolais cercanos, para reunirnos con los amigos y cerrar filas frente a la barbarie. Probamos, incluso, con un potaje de garbazos y langostinos para que no nos sorprenda la cuaresma luego sin recetas de supervivencia. Leo a Juan Ramón como todos los años por estas fechas ( Platero y yo ) y un libro sobre tipografía y literatura de Andrés Trapiello tan bonito, tan delicado, que se olvida uno de los otros.

Pero lo importante es que llega la fiesta de los muertos y las gentes se acicalan para ir a hablar con ellos. Los muertos guardan una relación muy firme y sentida con los vivos que cuidan de su memoria y vamos y venimos muchas veces hablando con ellos, dándoles la razón o quitándosela, como si tal cosa, porqué en el fodo sabemos que ocupamos un lugar común donde antes estuvieron ellos.

Uno de los secretos de la literatura es su vocación de perpetuar el territorio franco donde poder hablar con los muertos. Ahora se hacen pocos libros de eso. Los libros de ahora son modernos y la gente se olvida mucho de lo que dice Trapiello: no hay modernidad posible sin tradición.

No hay vida posible sin contar con nuestros muertos. Piensen en eso.

23 octubre 2006

cordialidad

Llueve. Llueve sin parar desde hace un par de días en esta ciudad impar que espera ya la llegada de la niebla. Llueve con buena temperatura, unas veces mansamente y otras racheado, con fuerza, con gotas gordas que van borrarndo los últimos garbanzos del verano y anuncian la navidad, siempre sorprendente como las participaciones de loteria en los bares de los barrios. Llueve.

En estos días siempre llegan noticias de enfermedades y contratiempos. La gente que tiene lo suyo se arruga y se vuelve a sus cuarteles del dolor, a sus dudas, a mirar el mundo con susto y olvidar la alabanza de los días y las noches. En estos días el prójimo aparece con frecuencia y a veces se nos hace cargante y otras veces directamente insoportable.

Hay que ser delicados con el prójimo no porqué cueste poco sino porqué hay que ser conscientes de que no somos nuestro prójimo por simples cuestiones de azar y que yo podría ser el o ella, con la facilidad de lo biológico que siempre asombra cuando llega. Con el vivir uno aprende la cantidad de posibilidades que hubieran podido ser casi en cada momento y la casualidad de lo que es. Visto así la cordialidad, al menos, debe ser la norma de la casa. Tenemos la obligación de ser cordiales y debemos tener la ambición de ser amables. Ser otro para los otros.

Yo, como editor, solo aspiro a que mis libros sean gestos amables en medio del tumulto de los tiempos.

15 octubre 2006

acuerdo de voluntades

La afición de los neófitos en derecho con respecto a la ley es solo comparable a la de los ex- alcohólicos por las fantas. A la menor, en las comunidades de vecinos , en las reuniones de profesores de instituto, en los cuarteles o en la propia administración aparece alguno que dice que tal cosa no es legal o que tal otra es legal, y asunto terminado. Da igual que su apoyo normativo sea una reglamento de régimen interno para la pista de tenis, que una orden autonómica, que el artículo 14 constitucional. Si lo dice o no lo dice la ley, basta y asunto concluido.

Los profesionales del derecho, los que tratan habitualmente con las normas, saben que estas se respetan básicamente porque hay una voluntad de respetarlas y que una de las teorías mas iluminadoras sobre el derecho es este como pacto entre caballeros. El acuerdo en que debemos respetar lo que hemos decidido entre todos, y aún más, el apoyo necesario para que la norma se consolide en un ejercicio de buena voluntad que evite el fraude. ¿ Que se puede hacer con un hijo que no respeta las normas de la casa y llega después de amanecer los sábados¿ ¿ Que se puede hacer con el funcionario qiue se niega a cumplir una orden o un horario? ¿ Que podemos hacer contra la voluntad del maltratador que consigue su primer fin de semana penitenciario?. Poco o muy poco, todos los sabemos.

La emoción que produce el ciudadano de a pie respetando el semáforo, dando otra vuelta para no aparcar en la esquina que tanto molesta al propietario, el que hace cola para pagar un impuesto no domiciliado, o el que admite la derrota al rectorado por un número de votos tan ínfimo que nos llevaría sin pensarlo hasta el recurso, mantienen vivo el pacto entre caballeros, uno de los lugares mas hermosos del mundo occidental.

Yo por eso hago siempre contratos de edición. Es elegante y nuestro. Frente a la barbarie, acuerdo entre caballeros. Hay que revindicar eso.

09 octubre 2006

la mano

El otro día, por primera vez en su enfermedad, mi madre, se agarró a mi mano para pasar el trago. Fue un momento inesperado- duro claro- en medio de una crisis con fatiga y ansias que anuciaba un mal día que luego se fue arreglando, de mas a menos, como hay que enfrentar las cosas de dolor para que vayan por su sitio.

Hasta que un hijo no coge la mano de su madre, o de su padre, en medio de la enfermedad, hasta que no le ofrece su apoyo íntimo para salir del trance, hasta que no se produce ese momento contra natura, en la que el hijo tiene que salir de su cueva de protección y proteger al que venía esencialmente protegiéndole, hasta que no llega ese día, tengo para mí que no ha pasado casi nada, que todo, en cierta manera, han sido fuegos de artificio.

Hay pocos libros que hablen del asunto . Recuerdo uno de Roth el contemporáneo, sobre la enfermedad y muerte de su padre y recientemente, un par de capítulos de Amos Oz sobre la gran crisi de su madre. Los libros hoy hablan de asesinatos, grandes operaciones monetarias, bisexualidad, homosexualidad, cosas en peces y demás. Pocos libros hablan del dolor profundo, de los secretos del dolor como lugar de sabiduria. Sorprendentemente en los lugares de dolor habita la alegría, como en otros parajes poco visitados.

Insisto. En la enfermedad busquen la mano de su madre. Solo que al revés , ahora es a nosotros a quienes nos toca mantenerla.

02 octubre 2006

vida privada

Para el escritor pocas cosas tan emocionantes como ver la pequeña luz amarailla en la habitación de una casa mientras camina en solitario. En esa luz habita la vida privada, la intimidad, el crecimiento. Mientras la ciudad llena los bares, el hombre, la mujer, el niño, o todos juntos, construyen su vida, la llenan de proyectos, se ilusionan y avanzan con la valentía de intentrar descubrir su futuro. En las conversaciones secretas de la intimidad, en la melodía de la vida privada, se habla un lenguaje de siglos que ahora parece difuminado y turbio.

Según la corriente judía de escritores mas recientes ( Amos Oz, Aharon Appelfeld y el propio Steiner ) la literatura guarda el secreto de ese leguaje último que hablaban los hombres, los animales y las cosas. Voces que permitían nombrar el orden secreto del universo. " La literatura, si es literatura de verdad - sostiene Appelfeld- es la melodía religiosa que perdimos, el contacto con los contenidos ocultos del alma. En la escena hay mucho silencio, mucha atención y relaciones llenas de delicadeza".

Sepa el ladrón que cuando roba en nuestra casa, roba también intimidad, vida privada, construcción de seres valientes. Sepa el escritor que cuando escribe sin nada que decir, haciendo uso del mercado, nos evilece a todos. Unos y otros deben volver a sus tumbas y dejar de hacer ruidos innecesarios. Hay gente que trabaja.