16 octubre 2024

SE ESTÁ PERDIENDO LA SEÑAL

Con más de cincuenta títulos publicados y 30 años de existencia, con una edad que supera con creces la oficial de jubilación, el editor piensa que va siendo el momento de bajar el cierre de la vieja y querida tienda. No hay indicios de un entrañable traspaso. Simplemente se acaba. Todo se acaba, oí decir una vez a mi madre en la creencia de que no la escuchaba nadie. Se acaba también porque cada uno de los protagonistas de la tarea editorial parecen estar empeñados en mostrar su peor cara, la menos romántica del negocio: los autores dicen que son las ventas las que otorgan reconocimiento, los libreros viven más pendientes de las devoluciones que de cualquier otra cosa, los impresores no facilitan pruebas, y los agentes literarios no admiten originales. Uno podría llegar a pensar que no les gustan los libros.
Pero, sobre todo, se acaba por falta de entusiasmo. Un algo que creíamos no iba a producirse nunca, pero el entusiasmo se va como se escapa el agua por el sumidero. Se está perdiendo la señal como bien tituló Margarit uno de sus poemarios.