Diario de un editor

27 febrero 2006

amigos para siempre

Ha sido un fin de semana muy literario. Ha nevado sin parar durante dos días en esta ciudad impar que cuenta con tantos escritores. Abiertamente hemos tenido que buscar refugio en la letra impresa para aguantar el temporal y las histerias. Yo tenía una novela renqueante, de esas que te hacen sentirte culpable porque no puedes con ella y hace unos años ( muchos ya ) su autor te saco de los apuros graves del domingo por la tarde. La novela esta habla de la amistad, una amistad que se va cargando en el tiempo, primero en el Berlín anarquista, luego en guerra fría de la Stasi y finalmente en la locura del maligno y las torres gemelas. Una historia de amistad normal y corriente, llena de ternura, cercanía, emotiva batalla de los héroes y la normalidad..... He terminado por no colcarla ni siquiera en su sitio. Se ha quedado por ahí tirada junto a las cartas de los bancos y las multas de la hora.

Menos mal que tenía en la memoria una historia del viernes que ha funcionado como la vieja manta que nos ponemos cuando estamos leyendo algo importante. Resulta que borrando correos me encuentro con uno de Noviembre, sin leer, en el cual una persona cercana con la que uno pasa momentos de desencuentro me había dejado su mensaje. Se llama regalo y dice :

" Mañana es mi santo y aunque no suelo celebrarlo quiero pedirte un pequeño regalo. No se lo que ha pasado ni quiero que me lo cuentes, si tu no quieres, pero me gustaría que todo volviera a la " normalidad"; que me llames por mi apellido, que me pidas caramelos o monedas para el coche, que vuelvas a contarme cosas. Ni pido más. "

Es tan hermoso que merecería una novela. Lo otro, no. Por favor, ya basta.

20 febrero 2006

peines

Hay un mensaje de alerta cuando comienzan a ser más difíciles de llevar los fines de semana que las semanas mismas. Cuando uno va quedándose sin hogares, sin las grandes referencias y tiene que refugiarse en las rutinas. Me refiero a las novelas, claro. Hace mucho que no leo una gran novela. De la que me ha ayudado en estos días, sin embargo , he logrado rescatar una perla:

"Hijo, tu madre lo ve todo desde el cielo. De cualquier forma si te encuentras con alguién que se peina en la calle, salgo corriendo y no pares hasta el infierno".

Uno conoce ya muchos señores y señoras que sacan el peine en plena calle, así que sabe el camino del infierno con la claridad desesperante de lo que se te impone. También conoce gente de la otra.
La mañana del sábado en " El Corte Inglés", mientras miraba libros, entró una madre con su hija. Era una chica muy bajita, rubia con unos ojos azules gastados pero firmes, toda fragilidad de la fuerte, y miraba los libros y luego a las personas con una determinación emocionante.

" Yo no entiendo mami", le decía la niña. " Mejor me voy a ver las mochilas". Y se fue.

Allí quedó la madre, llena de dedicación, mirándome abiertamente como pidiendo auxilio. Yo me estaba poniendo malo, por la verguenza que me daba ser editor y no saber decirle nada. Me daba un poco de verguenza de mi mismo, que gasto la vida en intentar hacer libros para personas como ella y nunca tengo uno a mano cuando mas lo necesitan.

13 febrero 2006

uno entre mil

Un autor muy amable me hace llegar un manuscrito de relatos cortos con el afán de publicarlos. Tienen oficio como tantos otros , se ve que están medidos para gustar, guarda sus correspondientes faltas de ortografía que tanto distancian al lector, y se van de la memoria tal y como han venido. Nada. Sin embargo hay entre ellos un relato bellísimo, de una bondad insondable, algo enternecedor que me ha dejado boquiabierto. ¿ Sera de verdad del mismo dueño? ¿ Lo habrá robado ? ¿ Será una traducción ? ¿ Lo habrá escrito Rodolfo, mi amigo argentino?. Seguramente no. Será algo más sencillo. Se le habrá ido la mano como en volandas, guiado por alguién que está en él pero sin él. Alguién que lo habita en su profundidades.

Seguramente sin que lo sepa nunca el autor ha sido visitado por la literatura. Durante el tiempo en el que escribió el relato hubo en él un temblor particular, una vecindad con la vida, un murmullo secreto como de agua. Nadie podrá escupirle aquellos versos tan duros del mejor Cervantes : y luego, in continente,/ caló el chapeo, requirió la espada,/ miró al soslayo, fuese y no hubo nada./

06 febrero 2006

recta final

Recta final para el libro de e-mail desde Eritrea. Se trata de los envios de un comandante de Estado Mayor español que ha estado dirigiendo desde una misión de Naciones Unidas en el país africano. Un delicadísimo panorama humano, sobre la siempre dura realidad africana. Una fuente originaria de información lejos de zafia cantinela mediática.

" Es un clásico del tercermundismo- dice textualmente- que unos cuantos acaparen inmensas fortunas y convivan en chabolas e infraviviendas con villas y mansiones. Aquí no tienen ese problema. Son todos pobres y basta. Todos. Así de simple, pero no transmiten sensación de miseria, habiéndola, ni de tristeza, sin que un occidental pudiera encontrar motivos para la alegria. Hay que investigar eso porque es muy misterioso".

Se presenta el próximo 31 de Marzo en Valladolid. Es la hora de elegir la cubierta, los tipos , fijar la caja para el formato novedoso de correos lectrónicos, elegir el vino que vamos a beber en la presentación, hacer avances para la librerías. El editor siente en estos casos un remusguillo muy especial, algo que le tira desde dentro. Es la ilusión. El día que falte el remusguillo, el editor sabe que habrá acabado todo y tendra que pensar en ir cerrando la tienda. Por ahora se mantiene y el editor siente que sigue vivo. Que está en el mundo por algo y que lo de ayer no fue nada comparado con que pronto van a comenzar a florecer los almendros.