Diario de un editor

27 mayo 2013

una huerta

La aceptación configura los cimientos en la construcción personal, de la misma forma que el silencio da forma a la palabra. Al final de una noche en blanco logré decir que el silencio era la pista de aterrizaje de las palabras. El silencio precede a las palabras auténticas, las necesarias. Antes y después de todo está el silencio. El parloteo inútil convoca el miedo más que lo ahuyenta. Con freceuncia el hombre de hoy va en contra de sus propios recursos antropológicos.
El acto de profunda aceptación es el de la soledad absoluta frente a los grandes acontecimientos de la vida: el destino, la enfermedad, la vejez y , como no , la presencia de la muerte. Cuando aceptamos esta posición como la de partida resulta menos costoso reaorganizar los activos. Pedimos entonces a los demás no que nos den sino que nos acompañen. Ya no exigimos sino que agradecemos y celebramos los dones del mundo como regalos cercanos y siempre sorprendentes. La amistad, el paso de las estaciones, un encuentro, un campo de amapolas, nos encuentran disponibles, atentos al murmullo del agua, al delicado quehacer de los vientos, al susurro del otro.
Como una huerta conventual en el corazón de la ciudad, la vida nos trae noticias del otro lado. De la parte a la que pertenecemos.

20 mayo 2013

Dos hombres

En medio de un acto protocolario, dos instantes. Tras las consabidas intervenciones técnicas y políticas , tras el obligado atracón de cifras estadísiticas, y el burdo estribillo de las crisis, el tiempo se paró y fuimos testigos de la conmovedora presencia de dos hombres que cumplían 25 años de abstinencia de alcohol. Apenas unos minutos. El primero dedicó su momento a los técnicos que le habían ayudado a afianzar su voluntad y el segundo a su mujer , presente y orgullosa en la sala. Nada más. No sé si el nudo que tenían formado en su garganta era mayor o menor que el que nos atenazaba a los oyentes. Una fuerza difícil de nombrar invandió la estancia. Una solemnidad indescriptible barrió la mesa presidencial e instauró el silencio. Fueron instantes, ya les digo. Fueron instantes necesarios para recuperar la confianza y el orgullo de pertenecer al género humano.
Estos seres son los imprescindibles. Luchadores contra una de las mayores injusticias, la adección, tenían que tener la encomienda de alumbrar nuestro tiempo. Ellos, los enfermos, los han conocido la dificultad y han luchado con ella, los que ya no están, los profesores, los técnicos y profesionales que han estado a su lado son los que tendrán que sustituir a los políticos y encargarse de expulsar del templo de la ciudad a los impíos.
Tuve esá visión mientras me ponñia en píe para aplaudir a los héroes después de la batalla. Yo no sé me llegan tantos originales de vampiros con la novela que tienen que tener el señor portugués y el ciclista que ocuparon el estrado por un momento. Con lo no dicho por esos hombres se escribió en su día El Quijote. Se trata de un afirmación completamente seria.

14 mayo 2013

veinte euros

Un amigo me cuenta , casi avergonzado , un secreto que le aprieta y del que no ha dado cuenta siquiera a su mujer, ni a los familiares más cercanos.
Presidente de la comunidad de vecinos ( fatal destino ) ha tenido que abordar una pequeña derrama para solventar un problemilla de ascensores. Uno de los propietarios le ha manifestado su imposibilidad de pago ( unos treinta euros mensuales ) dada la situación de paro sostenido en el que se encontraban tanto él como su mujer desde hace un tiempo. Al poco mi amigo se ha enterado que reciben alimentos de Cáritas y que a duras penas van sosteniendo los personajes y su presencia pública.
Perturbado ,  ha venido dando vueltas a como presentar a la pareja su disponibilidad y su apoyo a pesar de que la relación, como ocurre en tantos casos, no era lo cercana que cabría esperar de la proximidad y de los años. Finalmente ha tirado por la calle del medio y esa era la razón del secreto que me entregaba:
 de vez en cuando, todas las semanas, mi amigo se asegura de que no mira nadie y mete en el buzón del vecino un billete de veinte euros. Lo ha venido haciendo todos este tiempo y me asegura que soy el primero en saberlo. Le creo.
Él ha encontrado la salida que todos estamos buscando. Consecuencia de un mirada originaria, conmovido por esa visión  sin velo de la realidad ha desembocado en un gesto fuerte y discreto, seguramente tan valioso para el que lo recibe como para él mismo. Digamos que ha encontrado su camino para adentrarse en el lodazal en el que parece que se está convirtiendo todo. Su visión, sin velo, le ha permitido ver que lodazal es un campo de arroz listo para el servicio.
Me cuentan que algunas entidades trabajan ya en este sentido. Hacen encontrarse los rostros de unos y otros. Ponen en contacto a los que necesitan y a los buscan desde donde empujar para desvelar la luz que brilla del otro lado.
Leo este fin de semana una novela que habla, veladamente, de todo esto. Postguerra en la Inglaterra rural. Parece que nadie hubiera ganado la guerra pero la gente sigue empujando con insistencia. Seguramente el punto en el que nos salimos del camino.
John Mortimer. " Una paraiso inalcanzable". Libros del Asteroide, Ed .
En confianza. Merece la pena.

06 mayo 2013

Mayo

Lo mejor de mayo son las tades. Tardes largiruchas que se van haciendo mujeres en la medida que sucede su tiempo, hasta confundir el día con la noche, y desembocar en junio. Las tardes de mayo parece que no fueran a acabarse nunca y así hay que tomarlas, como una promesa de eternidad , o de confusión que viene a ser lo mismo. Las tardes de mayo hay que concuirlas merandando. Sentados al declinar del sol, bebiendo vino del año y con el decir rectado y suave de los amigos, tan lejos de la actualidad como fuera posible, tomando como un inuslto personal la sola mención de la prima de riesgo.
Mayo también es el mes de las rosas, esa flor de una belleza ejemplar y de un olor equívoco que tienen el tacto de terciopelo que debieran contener las cosas regias. Las rosa de San Poncio que tanto gustaban a Plá en su tierra marrón y rica, mezcla de pinar y mar, ejemplo de que cualquier combinado puede ser posible.
Mayo, finalmente, es el tiempo de la explosión, del gran big bang anual de la naturaleza. Diminutas y bellísimas flores cuya vida efímera nos reclama. Insectos de 24 horas, campos de amapolas blancas, trastornos del corazón, horas de una nostalgía infinita que parece que pudieran acabar con nosotros. Mayo jugando con el tiempo :
" Abandonado al tiempo que siempre me está abandonando. Nunca tengo tiempo. Él me tiene a mí. El abandono al tiempo mantiene las cosas en movimiento. Esta agitación infinita, aunque sea profundamente inquietante, no es solo obra de lo negativo " que dice un señor que estoy leyendo ahora.
Plá argumentaba que en mayo se encuentra la mayor cantidad de aventuras biológicas y peripecias orgánicas. Mayo es el tiempo del tumulto, de la gran sinfonía, recalcaba.
Conviene tener estas cosas presentes para mirar mejor. Hay que salir al campo sabiendo a lo que vamos y solos, o, como mucho, en pareja asentada de largos años. Nada más pensoso que cruzarse por un pinar lleno de flores pequeñas y amarillas con una brigadilla anticolesterol hablando de política barata como antes se hablaba del servicio. El campo requiere que te hablen lo justo: solo cuando te tengan que decir algo. Para el resto ya están los cafés y los bares. Cada cosa a su tiempo.
Volver de mayo a casa es lo mejor que uno puede hacer. Volver y que la casa esté encendida, que la luz entrañable de la compañía ilumine la estancia, que la soledad compartida se haga presente. Volver de mayo a casa y encontrarse con la ausencia es un contrasentido biológico.
" Antes del inicio hay un abandono. Estoy , estamos abandonados; no solo nos abandonan una vez sino otra , y otra y otra. El ser acaece como abandono; ser, pues, es haber sido abandonado".
"Reflexiones sobre morir y vivir". " Notas de campo desde otra parte ". Mark C. Taylor. Ed Siruela.
No dejen de echar un ojo a este libro.