Diario de un editor

30 agosto 2010

la vuelta

" El descubrimiento de la lentitud " es una buena novela de Sten Nadolny que se ayuda de la vida del marino John Franklin para desarrollar las claves del desconocido mundo de los lentos. Yo recuerdo haberla regalado un par de veces siempre como mucho éxito y para sorpresa del homenajeado.
A mí ahora ( desde hace años para se más exactos ) me preguntan mucho por lo que quiero hacer , en general o en particular, y suelo contestar que estarme quieto. Mi anhelo principal es la quietud, el encontar un sitio desde donde mirar el mundo. Atento, gozoso, emboscado, encastillado , el lento pasa la vida en busca del detalle que pueda reconstruir el desastre.
La vuelta esta del final del verano- septiembre para entendernos- altera un poco a los lentos que no son de alterarse con facilidad , para ser sinceros.
El editor tiene que ponerse ya en en serio con el libro que se presenta en octubre, comenzar a pensar en el de primavera, hablar con unos y con otros. Al pensarlo siente el vértigo de no saber de dónde sacara las fuerzas. Luego respira hondo como el viejo león y salta por la presa.
Durante un par de semanas irá y vendrá. Cenará y comerá con otros. Peleará como si fuera la primera vez y volvera a ilusionarse como un colegial con el amor romántico y torpe.
Quién le vea pensará que está hecho un tío.
El editor en el fondo, sin embargo, seguira pensando que lo que de verdad le gusta es estarse quieto.
De contradicciones vive el hombre.

23 agosto 2010

mami

He estado de visita en casa de Guille que, no sé si se acuerdan, es ese amigo mío de tres años a quién sigo en su nacimiento al lenguaje desde que me enseñó " tarta " como protopalabra de referencia para nombrar todas las cosas ricas que iba descubriendo.
Magnifico anfitrión, me presentó a sus padres, a su perro Hommer, a quién no hizo ni caso en toda la tarde; me enseñó sus cuentos, su casa, sus coches bonitos, el jardín ( pampo para entendernos ), y me dió de merendar con esmero y sin hacerse notar, como debe de ser.
Tiene todavía una lengua de trapo muy graciosa con la que va y viene por su mundo nombrándolo todo como un verdadero aventurero.
Dos cosas, sin embargo, me sorprendieron especialmente: la perfección para diferenciar e imitar las bocinas de la Policia y las ambulancias y sus tiempos muertos en la incesante actividad de su vitalidad contagiosa. Verán:
él iba y venía corriendo, pegando al balón, montando en la moto, comiendo salchichón que acababa de descubrir en un reciente viaje, nombrando y nombrando hasta que de repetente, en un auténtico repente, se paraba y decía:
! quiero mami !
Entonces salía corriendo haciendo su madre, se encondía entre sus brazos, suspiraba y en pis pas volvía a la vida con más fuerza, si cabe.
Lo hizo tres o cuatro veces a lo largo del encuentro siempre con la misma sorpresa como rapidez en las ejecución del deseo:
! quiero mami! , decía y se tiraba en sus brazos.
Joder, pensé yo. Aquí está una de las claves del mundo. El sufrimiento del que no puede decirlo ahora y la tragedia del que no lo tuvo en su día.
! Quiero mami !, ¿ a qué me entienden ?

16 agosto 2010

Otoño

Las primeras horas de la mañana del sábado resultaron complicadas. Había un aire duro que enseguida se convirtió en viento. La temperatura no arrancaba y con el jersey se estaba cómodo hasta en casa. La gente buscaba el sol sin disimulos mientras esperaban inquietos la apertura del supermercado del barrio. Nadie quería decirlo pero todas las miradas estaban puestas en el calendario: en agosto , frío al rostro.
Luego se fue encalmando poco a poco. Por el medio día, sobre la una, se detuvo todo, y entre pinares buscamos el mejor sol para hacer unos estiramientos largos, muy lentos , que nos llevaron en volandas hasta la mesa.
Comimos en el jardín de la casa de José Antonio, con la niña, una crema de calabacín, tomate y un poco de carne. Bebimos Pruno, una maravilla de 10 euros, sorpresa en medio del corazón de la ribera de los ricos, y tomamos café de Perú que había tarido Pilar en uno de sus viajes.
Fue entonces cuando nos dimos cuenta que estaba sucediendo algo. Se estaba tan bien que se nos permitió atrapar el tiempo, detenerlo un poco.
Cuando nos volvimos para ver como caían unas manzanas notamos que la luz era mas densa; que se había vestido. Que el sol no abrasaba, que solo calentaba; mejor en la espalda que en los ojos. Vimos con claridad que ya no era lo mismo. Que el viento de la mañana se había llevado lo anterior y había traido lo nuevo. Otoño. Todavía en medio de Agosto las primeras noticias del otoño ya no ofrecían dudas salvo a los necios.
Así, la vida. Todo son noticias del otro lado para el que este preparado y vea.
Ya les digo, Otoño. Un doblez del tiempo.

09 agosto 2010

lecturas

Todos hemos tenido nuestra ración de preguntas sobre las lecturas. En verano se acrecienta, claro. Las horteradas en verano encuentran siempre más sitio. Llega una familiar de los cariñoso y en medio de una paella te pregunta cuanto lees, cuantos libros tiene tu biblioteca, cuantos libros te metes al mes, etc. Preguntas todas para las que uno carece de contestación, pues nadie se ha puesto a contar el barullo en que se ha convertido su biblioteca y, además, casi nunca se acuerda uno de lo que ha leído porqué pocas cosas dejan huella y ya estamos en edad de no tener que recodar autores y títulos para que no se diga. He releído " Las normas de la casa de la sidra" que tiene unas páginas realmente magníficas sobre el mundo de los internados. A mí los internados siempre me han interesado mucho. He leído unas mini memorias de un señor inglés que vivía en la India matando tigres que se comían a la gente ( Jim Corbett " Mi India ) deliciosas y muy de verano. He leído como cada año en julio " El gatopardo " y he llorado, como cada año, con el capítulo de la muerte de Don Fabricio, el principe de Salina, quizás el mejor capítulo que yo haya leído nunca. He tenido a la cabecera durante todo este tiempo poemas deEmily Dickinson. Les cito de memoria uno:
El agua es revelada por la sed;/ la tierra, por lo mares navegados;/ el rapto, por la angustia; la paz por las batallas relatadas;/ el amor, por el limo del recuerdo; / por la nieve, los pájaros.
En agosto no hay problema si me preguntan. En agosto yo solo leo el Quijote y cosas de la vida Cervantes. En esta ocasión de la mujer de Cercantes, Catalina. Astrana Marín y una biografía que he encontrado de un erudito actual. En septiembre iré a Esquivias para oler el aire de la vendimia. De siempre me ha sobrecogido el testamento de aquella mujer referido al manco viejo :
" Item mando al dicho Miguel de Cervantes, mi marido, la cama en la que yo muriese, con la ropa que tuviere, por el mucho amor y buena compañía que ambos hemos tenido ".

02 agosto 2010

cosas bien hechas

Siento una pasión de artesano por las cosas bien hechas. Me gusta ajustar cada caja a cada libro, los tipos, el papel. Lo que más me gusta de editar son las imprentas. Los más cercanos dirán: bueno eso ya lo sabemos. ¿ Porqué vuelve al blogg este tío ?
Ayer por la mañana, pronto, fuimos a Segovia a para dar tierra a la madre de Luciano, el pintor ,que era una mujer muy suya. Hace un par de años le dijo a su hijo: no se que hago yo aquí con las falta que debo hacer arriba. Genio y figura. Yo la quería mucho. Al parecer le tenía dicho a Luci que la cosa de su muerte se arreglara sin ruido y respetando. Como debe de ser. Fue el entierro más hermoso al que he asistido en mi vida. No más de cuarto de hora.
Serían las diez de la mañana y el día tenía a esa hora todavía una luz límpia con un orden interno que lograba iluminar con orden y concierto. Una sinfonía de fondo que parecía provenir del corazón del universo. Eramos pocos. No más de una docena de personas.
Nos metieron en un capilla muy bonita y fresca y sin voces nos colocamos rodean el ferétro. Apareció un cura de los de verdad más preocupado por la ceremonia que por el discurso. Alguién joven y nada moderno que hablaba con los ojos. Rezó un padre nuestro, bendijo los restos de Felipa, dejó caer algo sobre la esperanza y pasamos al campo santo. Allí mismo, a unos metros de la capilla estaba ya abierto el hoyo, donde depositaron el feretro, y mientras caía la tierra a paladas duras y precisas , rezó una padre nuestro y un ave María. Luciano y su hermano sufrían de esa manera tan primaria que tiene que ver con la muerte de tu madre. Hicieron un montoncito y allí pusieron la corona única de la familia. Luego el cura se quedó a solas con los dos hijos mientras los demás nos manteníamos en nuestros puestos. Su fué y allí nos arropamos, echando un pito con Luciano, su mujer, su hijo y los allegados.
Tomando un café en la terraza de la Concepción hablamos un poco de ella y nos vinimos para casa.
He vuelto al blogg para contarles esto. Mi pasión por las cosas bien hechas.