Diario de un editor

26 noviembre 2012

nacimientos

Tiemblan los nacimientos. Llega diciembre. Las figuritas bailan revoltosas en las cajas. El buey y la mula se encuentran ,como todos, en entredicho gracias a las lindezas de los banqueros del alma. Las ausencias se agitan y los recuerdos comienzana a aporrear las puertas de lo no dicho en su momento. Escenas originarias atraviesan las compuertas y la culpa reclama su sitio. ! Caín , Caín ! ¿ Que hiciste con tu hermano ?.
Para frenar la marea la gente compraba, ahora ya veremos. Si la hipótesis es buena no me extrañaría que los psiquiatras hicieran su agosto y se llenaran las consultas de asustos de cobardia moral que ahora tieneden a llamarse episodios bipolares. Diciembre es un mes cruel del que solo se salvan la navidad y los nacimientos. Un mes tendente al autismo y al silencio hosco. No sabe uno que hacer con él. La única salida es poner el nacimiento, un gesto técnico cargado de emociones que nos permite hilvanar el tiempo, darle orden, buscar en sus profundidades el manaltial de bondad que nos ayuda a seguir empujando. Tiene que haber algo del otro lado decimos. Es imposible tanta crueldad, tando destino.
Entre las figuras de mi nacimiento hay un tigre que tiene una historia desatinada y humilde que me sucedió hace ya algunos años. Apareció en la caja de los comparsas sin razón aparente, todo chulo, enredando con unos pastores y unos patitos muy monos. Tras la conmoción, tras agotar las posibles explicaciones, harto de mirarle desde la incredulidad más absoluta, decidí incorporarlo y ver que hacia en el universo singular de los restos de un naufragio.
Asi, nosotros. Cuando somos alcanzados por el tiempo, cuando creíamos que teníamos todo controlado, recibimos la visita de alguién o algo que viene del pasado o del futuro. Una presencia real y poderosa que llega para descolocar lo que queda de nosotros. Un suceso inquietante que transtorna nuestro frágil orden tan duramente conseguido. Como al tigre hay que encontrarle sitio. Colocarlo cerca del buey y la mula, velar por él, tenerlo en nuestra compañía , alimentarlo y procurarle una ubicación integral, lo más cerca posible de nuestro corazón. Son cosas misteriosas, debemos decirnos.
! Padre, padre ! ¿ Cuando ponemos el nacimiento ?

19 noviembre 2012

Impotencia y poder

Beethoven compuso la séptima sinfonía y se empeñó en dirigirla el mismo el día de su estreno con resultados trágicómicos. Es decir que la gente se rió de él y admiró su descomunla talento. Nada nuevo. Por entonces ya había escrito a sus hermanos :

" Dotado de un temperamento ardiente y activo, fácil a las distraciones de la sociedad, debí apartarme de los hombres en edad temprana, pasar mi vida en solitario. Si algunas veces quise sobreponerme a todo, !oh cuán duramente chocaba con la realidad renovada siempre de mi mal !. Sin embargo no me era posible decir  : ! hablad más alto , gritad porque soy sordo !.

La impotencia desconecta de buena parte de la vida a quién la padece. Rompe el curso natural de los acontecimientos. Coloca extramuros de lo que se cuece a la víctima. Produce en ella un aislamiento que, a su vez , genera una dinámica. No se trata de un hecho aislado, un mal sueño, si no de una seña de identidad inesperada. A mi entender no es que Beethoven no quisiera dar noticias de su sufrimiento, era algo peor ; tenía por incorporado ese  dolor íntimo como quién lleva una lentilla tras una operación de cataratas.
Beethoven pretendió salir de su zozobra a martillazos. Sacó lo que llevaba dentro a pesar de que su arte era la música y él era sordo. Dejó páginas tan bellas, tan profundas, que siempre nos parecen conocidas. Como un viejo amigo, como un familiar querido.
Pero el genio, ese día , además, quiso el poder. Sabía lo que quería. No puedo imaginar algo más poderoso que dirigir, tener en tu mano, la voluntad de una orquesta atacando el último movimiento de la séptima sinfonía. Estos pardillos, estos ladrones, estos apestosos los que , encima, subvencionamos, creen que el poder es cuadrar un presupuesto millonario, celebrar un Consejo de Administración en la India, mandar despedir a doscientos hombres para limpiar balances de convergencia. Estos cretinos no tienen ni puta idea de lo que es el poder. Beethoven si. Por eso se arriesgó hasta el ridículo.
El pasado viernes oí la séptima a una orquesta centro europea de empaque: la sinfónica de Castilla y León. Se han ganado el equívoco a pulso. Creo que hay muy pocas orquestas españolas que puedan sonar tan redondas. Dirigió un señor ruso que no hizo un solo gesto de balde. Sacó todo lo que los músicos llevaban dentro, asumió el poder y lo ejerció de manera total, sin concesiones. Sin buscar nada a acambio. Fue realmente excepcional y la ovación atronadora.
Impotencia y poder, ya les digo.

05 noviembre 2012

Velázquez

Entre la estación de Atocha y el Museo del Prado se encuentran los diez minutos mas hermosos de mi visión de Madrid. El Museo de Antroplogia donde trabajara Julio Caro, la cuesta Moyano, el jardín botánico y el propio museo. En algún lugar de ese trayecto dormí yo con mi padre en casa de un amigo suyo de camino a no sé dónde. Es una de las noches más enigmáticas de mi vida cuyo secreto me ha perseguido siempre. Vamos a Madrid desde el corazón de la pequeña ciudad para ver a Velázquez. El editor no ha visto a Velázquez más que en fotografía. De alguna forma ha sido un hecho voluntario. Una reserva de edad para no ver las cosas antes de tiempo. No hay tristeza mayor que la del adolescente subrrayando el Quijote en el autobús para presentar un trabajo  de colegio.
Velázquez el pintor de aire. El pintor sin color, ni escuela, ni antecedentes. El pájaro solitario que dijo de él Romón Gaya. Velázquez que ni pinta desesperado por el reconocimiento, ni por el éxito, ni por dinero. Velázquez sin yo, al servicio de la Corte y de la vida. Velázquez alejado de la realidad siempre en busca de la verdad etérea, de la fugacidad, del instante. Hombre quieto, con la quietud trágica de los que se saben portadores de un don que no tiene otro camino que el de ser liberado. Alejado de los problemas de composición , de iluminación, de prespectiva, Velázquez el pintor de pintores, el mejor pintor de la historia va y vine por la cotidianidad haciendo realidad esa fuerza íntima y poderosa que tiene la fragilidad allí donde se encuentre. La fragilidad de algo es siempre una buena noticia sobre su salud interior. Sobre su esencia.
Vemos el cuadro de los borrachos y la mirada se va sola hasta el tazón blanco que contiene un vino tinto que se mueve en los bordes a punto de equilibrio , vemos las lanzas y nos apartamos un poco caballón de la derecha que es la única figura que se muestra de culo y sin dotes de respeto. Vemos las hilanderas, los personajes de placer, los retratos reales sobre el aire inequívoco de Guadarrama. Vemos y volvemos a ver hasta desemocar en la sala ovalada, grande, majestuosa. A la izquierda están las meninas. Algo sucede en mí muy dentro. Estoy a punto de caerme, noto que no voy a poder resistir las lágrimas. Desde la distancia justa me choco con la realidad de una de las mayores obras artísticas de la humanidad. El aire de familiaridad, la realidad doméstica del ambiente no hace sino resaltar el logro. El pintor ha atrapado la vida en un instante. Cualquiera de los personajes va a irse en cualquier momento del cuadro. Hay que contener la respiración par vivir el instante. De verdad les digo que ha sido el impacto artístico más grande que he recibido nunca. La conmoción de un alma que estaba deseosa del reencuentro. Por que , ahora lo entiendo, yo dormí en aquella noche, en el  secreto de Atocha, donde los amigos de mi padre que me dieron de cenar una tortilla francesa y un vaso de leche en casa de Velázquez.