nacimientos
Tiemblan los nacimientos. Llega diciembre. Las figuritas bailan revoltosas en las cajas. El buey y la mula se encuentran ,como todos, en entredicho gracias a las lindezas de los banqueros del alma. Las ausencias se agitan y los recuerdos comienzana a aporrear las puertas de lo no dicho en su momento. Escenas originarias atraviesan las compuertas y la culpa reclama su sitio. ! Caín , Caín ! ¿ Que hiciste con tu hermano ?.
Para frenar la marea la gente compraba, ahora ya veremos. Si la hipótesis es buena no me extrañaría que los psiquiatras hicieran su agosto y se llenaran las consultas de asustos de cobardia moral que ahora tieneden a llamarse episodios bipolares. Diciembre es un mes cruel del que solo se salvan la navidad y los nacimientos. Un mes tendente al autismo y al silencio hosco. No sabe uno que hacer con él. La única salida es poner el nacimiento, un gesto técnico cargado de emociones que nos permite hilvanar el tiempo, darle orden, buscar en sus profundidades el manaltial de bondad que nos ayuda a seguir empujando. Tiene que haber algo del otro lado decimos. Es imposible tanta crueldad, tando destino.
Entre las figuras de mi nacimiento hay un tigre que tiene una historia desatinada y humilde que me sucedió hace ya algunos años. Apareció en la caja de los comparsas sin razón aparente, todo chulo, enredando con unos pastores y unos patitos muy monos. Tras la conmoción, tras agotar las posibles explicaciones, harto de mirarle desde la incredulidad más absoluta, decidí incorporarlo y ver que hacia en el universo singular de los restos de un naufragio.
Asi, nosotros. Cuando somos alcanzados por el tiempo, cuando creíamos que teníamos todo controlado, recibimos la visita de alguién o algo que viene del pasado o del futuro. Una presencia real y poderosa que llega para descolocar lo que queda de nosotros. Un suceso inquietante que transtorna nuestro frágil orden tan duramente conseguido. Como al tigre hay que encontrarle sitio. Colocarlo cerca del buey y la mula, velar por él, tenerlo en nuestra compañía , alimentarlo y procurarle una ubicación integral, lo más cerca posible de nuestro corazón. Son cosas misteriosas, debemos decirnos.
! Padre, padre ! ¿ Cuando ponemos el nacimiento ?
Para frenar la marea la gente compraba, ahora ya veremos. Si la hipótesis es buena no me extrañaría que los psiquiatras hicieran su agosto y se llenaran las consultas de asustos de cobardia moral que ahora tieneden a llamarse episodios bipolares. Diciembre es un mes cruel del que solo se salvan la navidad y los nacimientos. Un mes tendente al autismo y al silencio hosco. No sabe uno que hacer con él. La única salida es poner el nacimiento, un gesto técnico cargado de emociones que nos permite hilvanar el tiempo, darle orden, buscar en sus profundidades el manaltial de bondad que nos ayuda a seguir empujando. Tiene que haber algo del otro lado decimos. Es imposible tanta crueldad, tando destino.
Entre las figuras de mi nacimiento hay un tigre que tiene una historia desatinada y humilde que me sucedió hace ya algunos años. Apareció en la caja de los comparsas sin razón aparente, todo chulo, enredando con unos pastores y unos patitos muy monos. Tras la conmoción, tras agotar las posibles explicaciones, harto de mirarle desde la incredulidad más absoluta, decidí incorporarlo y ver que hacia en el universo singular de los restos de un naufragio.
Asi, nosotros. Cuando somos alcanzados por el tiempo, cuando creíamos que teníamos todo controlado, recibimos la visita de alguién o algo que viene del pasado o del futuro. Una presencia real y poderosa que llega para descolocar lo que queda de nosotros. Un suceso inquietante que transtorna nuestro frágil orden tan duramente conseguido. Como al tigre hay que encontrarle sitio. Colocarlo cerca del buey y la mula, velar por él, tenerlo en nuestra compañía , alimentarlo y procurarle una ubicación integral, lo más cerca posible de nuestro corazón. Son cosas misteriosas, debemos decirnos.
! Padre, padre ! ¿ Cuando ponemos el nacimiento ?