11 junio 2012

hoteles

No he tenido relación alguna con el lujo a lo largo de mi vida. Desde hace años, además, el lujo tiene para mí un tufo de mal gusto y ahora noticias de mercaderes, verguenza de verguenzas, intento de acabar con lo que tanto costó  construir durante años. Los grandes hoteles, el mundo del confort, son sin embargo , una debilidad que me persigue. Por alguna razón los grandes hoteles( los míticos, las leyendas) se han convertido en una reserva del confort, la atención y la verdad de que las cosas son lo que son y no lo que la publicidad nos dice que van a ser para nosotros. La mayor sorpresa de mi estancia en el Hotel Real de Santander ha sio un sandwich  mixto en la cafeteria para solucionar la cena de la primera noche. Quiero decir que hasta meterme el primer trocito en la boca no recordaba yo que aquello era tan rico, tan discreto, tan bien recibido por un estómago. Hay que estar muy rodado para conseguir que los tres simples elementos lleguen a punto y que  en el un momento antes de fundirse mantengan sus sabores tan diferentes intactos y en perfecto estado de revista. Podría hablar de un foie casero y unos caramelos de leche frita en la acomida del día siguiente, de las toallas o de la música de los salones, solo piano muy bajito de sonatas ilustres. Vamos a dejarlo para llegar al corazón de estos sitios: la amabilidad, la atención personalizada, el deseo de ayudar constante y nada pegajoso; la cortesía. La cortesia es un destilado de la amabilidad que tenemos que recuperar en esta hora de gallos de pelea. En el tercer volumen de Proust sobre el tiempo perdido hay una páginas muy bonitas al respecto en relación con el saludo. La cortesía hace que el apuro se convierta en satisfacción profunda, como si alguien te ofreciera un brazo para desembarcar en una ocasión inoportuna.
El trato en el Real ( el mito entre los mitos españoles ) se parece mucho a Perico el elefante del retiro madrileño que mi padre nos llevaba a ver cuando los zoos se llamaban casas de fieras.
Estos sitios debieran estar subvencionados, resctados llegado el caso, y no hacer llagasr dinero a esta panda de vagazos y ladrones que estamos manteniedo. La gente que nos trajo el lujo, ya ven por donde.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

¡Cuanta razón tiene usted señor editor!

10:51  
Blogger Al Neri said...

Se está convirtiendo usted en un burgués, señor editor.

11:55  

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