misterio
Repetición y silencio es la mezcla cabal para adentrarse en los territorios del misterio.
De la repetición decía Marco Aurelio , el emprerador, que solo era patrimonio de los grandes. Del silencio, digo yo, que es el gran ausente de nuestro mundo.
Desde que se estrenó , cada año, por navidades, me guardo una tarde para ver " El Gran silencio " la película de Philip Groning sobre la vida contemplativa de una comunidad trapense en los Alpes. Hay una secuencia, larga como todas, que me tiene cautivado: un monje, por la mañana, se dispone a pasar unas horas entregado al estudio. Sobre la mesa coloca el atril, luego los libros. Lo hace con una meticulosidad tal que parece como que tuviera todo el tiempo del mundo; como si tuviera las horas del día para hacer eso. Hay una concentración poderosa que va invadiendo la escena. Entonces el joven monje comienza a leer. La cámara todavía agunta un par de minutos. Uno se encuentra anonadado tanto por lo que ve, como por lo que intuye. Algo que suena en él, sin él. Deberíamos abandonarnos con coraje a esta categoría de intuiciones.
Silencio y repetición eran también componentes del escenario de los escritores. La época ha arrasado con todo. Así entregan lo que entregan para que lo conviertas en libro.
En las cenizas duerme el misterio. El editor tiene la obligación de decirlo de vez en cuando.
De la repetición decía Marco Aurelio , el emprerador, que solo era patrimonio de los grandes. Del silencio, digo yo, que es el gran ausente de nuestro mundo.
Desde que se estrenó , cada año, por navidades, me guardo una tarde para ver " El Gran silencio " la película de Philip Groning sobre la vida contemplativa de una comunidad trapense en los Alpes. Hay una secuencia, larga como todas, que me tiene cautivado: un monje, por la mañana, se dispone a pasar unas horas entregado al estudio. Sobre la mesa coloca el atril, luego los libros. Lo hace con una meticulosidad tal que parece como que tuviera todo el tiempo del mundo; como si tuviera las horas del día para hacer eso. Hay una concentración poderosa que va invadiendo la escena. Entonces el joven monje comienza a leer. La cámara todavía agunta un par de minutos. Uno se encuentra anonadado tanto por lo que ve, como por lo que intuye. Algo que suena en él, sin él. Deberíamos abandonarnos con coraje a esta categoría de intuiciones.
Silencio y repetición eran también componentes del escenario de los escritores. La época ha arrasado con todo. Así entregan lo que entregan para que lo conviertas en libro.
En las cenizas duerme el misterio. El editor tiene la obligación de decirlo de vez en cuando.
1 Comments:
Las cenizas a veces nos sorprenden, quedan siempre rescoldos que nunca se apagan. Esto tiene su misterio, parece que todo se ha extinguido pero de repente le echamos sal y crepita.
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