solo esta noche
Les contaré una historia. Un autor de la editorial que firmó un libro muy bonito y de muchos éxito ," Envios ", es ahora Teniente Coronel. Quiero decir que entonces era Comandante, y desde un destino que tuvo en Eritrea como observador de Naciones Unidas enviaba mail a sus amigos y familiares, material de donde sacamos el texto. Ahora manda una unidad de combate dura de verdad, con presencia constante en Afganistán y con ubicación en la pequeña ciudad, así que le veo mucho. Voy a sus actos públicos y me intereso por su mundo. Cumplo con lo que me ha pedido.
El otro día nos invitó a la verbena tradicional de Santiago que por razones de crisis y demás había estado a punto de suspenderse y él había logrado reubicar en gastos y lugar para que el consabido encuentro de confraternidad no dejara de celebrarse. Allí que fuimos y nos encontramos con la bomba. Para ahorrar gastos el teniente coronel había montado un grupo de pop-rok con tres soldados y él mismo de cantante, habían construido entre toda su gente el mínimo escenario, habían preparado las barracas de la bebida y los bocadillos, había comprado un cohetes, y con apenas media docena de ensayos tenían listos los clásicos que fueron muy aplaudidos. De modo que todos estupefactos vimos al del estado mayor entrar con fuerza y presentar a sus compañeros, un conductor de tanques , otro de no se qué y un operador de un gran caños que tocaba la batería practicamente como un profesional. Entendí que uno de ellos era venezolano. Ya no me acuerdo bien. No me extraña con el descoloque de tamaño descomunal que tenía mi cabeza. Teniente coronel, pop rok, soldados, Santiago Apostol , etc.
Estén atentos. Tengo para mí que en estos gestos nos estamos jugando el futuro. Tiene que ser desde actitutes tan valientes, trabajadas, decididas y arriesgadas, desde donde van a abrise los caminos por donde se colara el futuro. Ni los vagazos de los políticos, ni los impíos de los nuevos mercaderes son capaces de cantar pop- rok si resulta necesario.
Mucho menos de aprenderse la letra, claro.
El otro día nos invitó a la verbena tradicional de Santiago que por razones de crisis y demás había estado a punto de suspenderse y él había logrado reubicar en gastos y lugar para que el consabido encuentro de confraternidad no dejara de celebrarse. Allí que fuimos y nos encontramos con la bomba. Para ahorrar gastos el teniente coronel había montado un grupo de pop-rok con tres soldados y él mismo de cantante, habían construido entre toda su gente el mínimo escenario, habían preparado las barracas de la bebida y los bocadillos, había comprado un cohetes, y con apenas media docena de ensayos tenían listos los clásicos que fueron muy aplaudidos. De modo que todos estupefactos vimos al del estado mayor entrar con fuerza y presentar a sus compañeros, un conductor de tanques , otro de no se qué y un operador de un gran caños que tocaba la batería practicamente como un profesional. Entendí que uno de ellos era venezolano. Ya no me acuerdo bien. No me extraña con el descoloque de tamaño descomunal que tenía mi cabeza. Teniente coronel, pop rok, soldados, Santiago Apostol , etc.
Estén atentos. Tengo para mí que en estos gestos nos estamos jugando el futuro. Tiene que ser desde actitutes tan valientes, trabajadas, decididas y arriesgadas, desde donde van a abrise los caminos por donde se colara el futuro. Ni los vagazos de los políticos, ni los impíos de los nuevos mercaderes son capaces de cantar pop- rok si resulta necesario.
Mucho menos de aprenderse la letra, claro.
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