13 abril 2009

aprendizaje

Las cosas que hay que aprender, las inevitables, llegan a nuestro conocimiento a través del patrimonio hereditario( de la sangre ) o bien a lomos de la penosa experiencia, cargada de dolor y de fracasos. A mi siempre me ha parecido esta una de las injusticias existenciales de mayor calado, con la que uno convive casi sin enterarse durante años hasta que un día, sin más preámbulos, sabe que ha estado corriendo contra el destino, con las cartas marcadas, atrapado en el rugir de un viento despiadado.
Unos van y vienen, triscando, sabiendo a lo que están jugando desde jóvenes, mientras que otros, de ginebra en ginebra, solo son capaces de imaginar el cambio en la marca de refrescos.
La lección esencial, la de estar quietos como única manera de enterarse de lo que va pasando, la aprenden unos haya por los primeros años de carrera y otros cunado el último familiar de apoyo deja libre la línea de tratamiento directo con la muerte.
Ya se que están pensando que otros no se enteran nunca, pero clase de consuelo es ese, cuando a la liga solo le quedan por disputar lo partidos basura. Esos que no quieren jugar ni los oriundos.