Diario de un editor

24 junio 2013

Pliegos

"El pliego de cordel es una publicación de carácter anónimo cuyo origen puede rastrearse hasta el comienzo mismo de la imprenta. Este tipo de publicación recibe su nombre por el soporte material que lo contiene, un pliego de imprenta doblado dos veces y la forma de venderlo, una cuerda donde se cuelgan y exponen al público. Entre la oralidad y la escritura, se los denomina asi mismo como romances de ciego puesto que eran invidentes quines en muchos casos los componían y vendían en plazas y mercados", dice Pablo Torio en su iluminador estudio.
En los que ha fijado su atención eran pliegos de papel modesto sobrante de una imprenta amiga, con formato 21x15,2 , de colores desvaidos en rojo, ocre, verde, azul ... cosido con una grapa. Allí ( años 50 ) los artistas de la pequeña ciudad, una colección tan varipinta como esperpéntica , iban dejando su huella, manteniendo el calor del encuentro, el fuego sagrado de la amistad por encima de todo.
La editorial ha publicado ahora un acercamiento a aquel milagro de primavera manteniendo la tipografía, las aportaciones gráficas de los piutores que intervenían y el medigo guitarrista en la portada que eran las señas de identidad luminosas y discretas en medio de la noche. A veces resulta privilegio hacer lo que uno hace en vez de andar robando por las esquinas del mundo o cambiando carnets de identidad por los caminos. A veces ser editor es un orgullo.
He dedicado las lecturas del fin de semana a los poetas del grupo, gente entrañable y buena que sabía de sus cualidades y de los malos tiempos que les había tocado hechos para bailar con la más fea. Entre ellos la leyenda urbana de Justo Alejo, un poeta descomunal, definitivo que se se ganaba la vida ejerciendo de brigada en el ejército hasta que no pudo más y se tiró desde el sexto piso de ministerio del aire. Un poeta limpio con una veta de manantial que terminó en no que se " ismo " de lo que sea apluaudían entonces. De su primera época, estudiante de magisterio y cabo en un cuartel cualquiera les dejo estos versos:

" Por qué ha de ser todo tan fugitivo/ y en el momento exacto se tapia la ventana/ para matar los potros de un deseo esperado de siglos y distancias.... ?/ Tu , ahora , estás en la ciudad; / en una fábrica,/ viendo la risa triste de las teclas/ que te van dando pan y que te matan, / yo estoy mirando los desiertos... / recordando la flor de la retama / que pudo darnos fuego de horizonte / mañanero y triunfal / y se apagó en nostalgia".

17 junio 2013

Dos de mayo

El otro día tuve una experiencia física de la muerte de la política. La muerte de una política que habíamos recuperado en los setenta y a la que la ciudadanía parece haber dado la espalda definitivamente. Muere la política pero no mueren los políticos, pensé con una amargura íntima, intrasmisible.
Verán : estaba presentando el último libro de la casa en una asociación de vecinos , en un aula pequeña , con no  más de diez o quince personas. El discurso era revindicativo, hosco, aburrido, huraño. Al fondo un concejal de izquierda unida mandaba mensajes por el móvil mientras esperaba el turno de vomitar lo suyo. En las otras salas de la casa se oía zarzuela, sevillanas, la gente pintaba o hacía bolillos.Fuera, la plaza era un hervidero de gentes, de niños jugando al balón. Se oía la algarabía como una evidencia en medio del desierto.
Algunas gentes ( bastantes en algunos sitios ) parecen haber encontrado el camino en un progresivo alejamiento del dinero y de lo que este representa. El alejamiento de la cultura del dinero, forzoso, voluntario a las dos cosas a la vez, parece que tiene que ver con las dotaciones de espacios verdes, la labor de un asociacionismo histórico que les ayuda a entender estos espacios como suyos, la osmosis con la población emigrante llegada desde paises en los que el dinero no ocupa lugares de realidad cotidiana y la aparición de colectivos que parecen evlucionar en la línea de las sociedades intemedias de las que hablara Fukuyama hace algunos años. Estos factores me llegan a bote pronto. Pongan ustedes los suyos.
¿ Y los políticos ? Los políticos se mantiene en sus puestos. No han aflojado ni un milímtero. Coches oficialews, tarjetas de crédito, dentistas, restaurantes, agencias de viajes y tiendas de glamour son testigos. En su extraño suicidio nos van a llevar hasta un sitio del que todos hemos oído hablar alguna vez y que que creiamos lejano: el dos de mayo. En su locura ni ven ni oyen lo que en la palza comienza a ser un clamor: la alegría de la gente que está reencontrando su camino.

10 junio 2013

Historias

Amo profundamente las historias. He aprendido a amarlas por encima de las anécdotas que tanto me han ayudado a comprender el mundo durante los veranos de lecturas cervantinas. Me llega una muy hermosa escondida entre las páginas de una novela sobre el Estambul de entreguerras . Es esta :
Un hombre rigurosamente vestido de militar deambula por las calles de la gran ciudad. Su prestancia y sus condecoraciones hacen pensar en un general extranjero recién salido del hotel para callejear un rato. De pronto se para y comienza a dar órdenes en un alemán castrense: ! apunten ! ! fuego !. Los transeuntes asisten conmovidos a la locura del personaje. Un samaritano se acerca y le pregunta dulcemente por su actitud y por su orígen. El hombre admite estar completamente perdido y no saber como volver a su casa. El destino le ha dejado varado en aquella ciudad que no es la suya. Así da comienzo una amistad de años en la que el enajenado va ganado terreno a la extrañeza y confiándose en aquella familia que le ha sentado a su mesa. En ocasiones habla de una granja en Polonia, del olor a tierra mojada después de una lluvía generosa.
Tiempo más tarde, con la ciudad tomada , los soldados exigen constatemente la documentación por las calles. Toque de queda durante la noche. Las gentes están obligadas a identificarse de continuo.
Nuestro hombre, cuando los soldados abordan su persona, saca del bolsillo un viejo dibujo a lápiz hecho por él mismo donde está representada la granja. Torpemente, asustado , entrega el dibujo a los soldados y estos,  divertidos, se los devuelven dejando paso el franco.
Quién no tiene un lugar vive definitivamemente a la intemperie. Más que un nombre , un apellido o una familia , el hombre necesita de un lugar desde donde encontrarse en medio de la gran tormenta en la que convirtiéndose la vida poco a poco. Un lugar que es suyo desde la infancia generalmente. Un lugar transformado en un color , un olor. Sobre todo un olor profundo que a veces nos llega desde el otro lado. Del otro lado del espejo , para entendernos.
Los hombres que carecen de un lugar desde donde mirar con confianza son un peligro. Gentes sin pasado obligados a construirse un presente cueste lo que cueste . Caiga quién caiga. 

03 junio 2013

Junio

Junio es el mes de las noches cortas, de los exámenes finales, de los merenderos y de las grandes ilusiones. Sobre todo , junio es el mes del mar. Pasadas las turbulencias del equinocio el tiempo se serena y poco después de san Juan el mar, el mare nostrum, ofrece su mejor cara y los azules siluteados de plata, se muestran en todo su esplendor dándonos a entender que viviremos , como los dioses, eternamente.
Mucha gente tienen sus sitios para contemplar esa plenitud y si tuviera dinero montaría un libro donde diferentes personas contarían su sitio preferido para ver el mar, con detalles del como llegar , donde sentarse, algún restaurante para comer y cualquier otra recomendación práctica a modo de aviso entre navegantes. También una foto hecha por ellos captando la peculiaridad última, el color que hace del lugar un sitio de referencia en su camino. Yo como no tengo dinero porque he elegido tener tiempo, cuento con tres lugares, en vez de uno: un banco en lo alto de la península de la Magdalena ( antes de llegar al palacio, a la derecha nada más pasar el faro pequeño) que parece puesto a propósito para peticiones de matrimonio, la salida de los pescadores de Garrucha al amanecer desde cualquier sitio de Mojacar playa y el cabo de San Sebastián, en el término de Parafruguell, lugar al que solía ir Josep Plá de paseo y a tomarse un aperitivo. Solo he estado una vez pero les aseguro que vuelvo prácticamente todas las mañanas cuando me aprieta el desencanto.
El mar es un misterio. Nos llama en las profundidades con una frecuencia impropia. No hemos tenido mucho que ver ni por familia, ni por nacimiento, ni por circustancia alguna y ahí está inistiendo como el destino. Llegado junio para mí esas llamadas adquieren una fuerza y un rigor que nos permiten ser pasadas por alto. Es mejor programar una salida con alguién de confianza , llamar a un hotelito que le tengamos ganas y a primera hora de la mañana poner rumbo al mar como quién vuelve a casa por Navidad.
Ya saben: debajo de los adoquines está la playa.