Diario de un editor

28 agosto 2006

Ahora ya, con septiembre detrás de la esquina, el campo es verde con anuncio de ocres en algunas cepas centenarias. Verde en el valle de Mucientes y Cigales, verde en otoño, milagro en las laderas, a punto de salir espantadas las gentes de las meriendas que han tenido secuestrado el paisaje bajo sus papeles de estraza con manchas de grasa. Da gusto salir a primera hora de la mañana aunque sea a trabajar. La vida también es eso, rebuscar en la basura del mundo para encontrar el orden de las cosas.

El editor anda de médicos porque el maligno ha hecho un amago de volver a anunciarse y por lo caminos del miedo va redecubriendo las señales de Pulgarcito, una luz aquí , un amigo allí, un recuerdo, un proyecto. Se da cuenta de que en general publica muchos ruidos y que todavía no ha logrado darle forma a ese libro que le persigue. Tienen la sensación de la fugacidad de las cosas y de la importancia de trabajar sobre lo efímero. El editor anda despistado asi que toma notas, habla con suspiros y se deja mecer por los días. Sabe que son vísperas de la batalla. Sorprendentemente, se siente en casa.

Cervantes pasó la vida buscando el reconocimiento. Cuando se declaró vencido llegó el éxito. Lo ignoró como debía. El buscaba una luz que brillaba del otro lado. Como editor, un desastre.

16 agosto 2006

cervantes 3

Pasó la virgen. Esta mañana, al venir a trabajar, hacía 11 grados que son una referencia engañosa porque con el día la temperatura volverá a su ser y, sobre todo, porqué estas brusquedades esconden mas tarde la dulzura del otoño, el tiempo dorado, el sol en la espalda y los paseos largos. Hay un doblez en estos días, pero no pasa de ser un compás, un intervalo para el elogio y la alabanza.

De cualquier forma yo me tapo en Agosto con la manta de Cervantes. Decía Bloom que lo que mas le gustaba del Quijote era la cantidad de conversación que tiene. Frente a los monólogos, a las largas reflexiones descriptivas o la distancia del narrador, la conversación entre el hidalgo y Sancho. Uno las recorre como sus viejas ciudades conocidas con un sentimiento de estar en casa, con un calor humano familiar y único. La conversación con el amigo, la charla certera y cotidiana, la dejadez de la tertulia cuando se dicen cosas en medio de magníficos silencios.

Dos profesores de Alcalá publicaron hace años un estudio estupendo sobre Cervantes y la Berberia. Una de sus hipotesis mas atrayentes presentaba la posibilidad de un Cervantes enamorado de aquel territorio de posibilidades y encuentros multiples donde hacían fortuna unos y otros, sin importar orígenes y creencias. Solamente pudo detener la conversión de aquel hombre, especialmente dotado para las distancias cortas, la pobreza de una lengua franca en la que todos se entendían pero era inviable la conversación, el encuentro entre las almas. Esa pasión por la conversación está seguramente en la base de la historia mas hermosa que yo conozca.

El hombre echa de menos la conversación y el editor un buen texto de crítica literaria. En resumen, candiles que iluminen la escena por donde la vida pasa. El tiempo, todo lo que tire como un anillo al agua, que dijo el poeta.

08 agosto 2006

Cervantes 2

El editor sigue leyendo a Cervantes cada agosto. Ya no se tiene edad para grandes cambios. Uno se va dando cuenta de la grandeza que encierra estarse quieto. Las gentes hablan de que se va la luz, de que nos levantamos de noche, de que ya viene el relente y van camino de quererse saltar el otoño, como hacen cada año. La gente siempre esta queriendo saltarse, violentar la vida, no admitir que ella tiene su ritmo y que el secreto está en descubrirlo y acomodarse.

Leo sobre Catalina de Salazar, la mujer de Cervantes. Astrana Marín y cosas viejas. Se ha dicho que el matrimonio fue la peor experiencia de un Miguel viejo, acabado , impotente, buscando partido, ahogándose en las miserias manchegas de Esquivias. Hay que volver sobre es testamento de su joven mujer para vislumbrar que aquel extraño matrimonio pudo ser uno de los pocos oasis, un tiempo de serenidad y alabanza en la heroica y ejemplar vida del maestro.

" Item mando al dicho Miguel de Cervantes, mi marido, la cama en la que yo muriese, con la ropa que tuviere, por el mucho amor y buena compañía que ambos hemos tenido".


Pocas letras tan hermosas para definir un tiempo. Frases tiernas y frágiles para hacer compañia en estos días de agosto donde se produce uno de los dobleces mas populares y manidos.

" en agosto, frío al rostro ", dicen.