Diario de un editor

29 enero 2006

dotes de mando

A mí de los manuales de autoayuda el que me gusta son las meditaciones del emperador Marco Aurelio. Es uno de los libros mas hermosos que conozco, elegante, distante, nada seductor y atravesado por la presencia cercana de la muerte. Tiene una primeras páginas dedicadas en exclusiva a los agradecimientos y nunca habla de lo que hay que hacer para no estar gordo. Es como si lo tuviera prohibido.

Esta semana, sin embargo, he estado releyendo " Capitán de mar y guerra " de Patrick O, Brian y me he dedicado a subrrayar cosas sobre el mando, sobre el mandar bien, como Dios manda. Cito un poco alocadamente:

" Un capitán nunca debe ser popular. Se necesita bastante más que ser un marino experto para ser un buen capitán. Cualquier maldito marinero puede gobernar un barco en la tormenta. Hay que dar mucha importancia a la prontitud, la limpieza, la perfección en el vestir y la jerarquía".

Aquí varado, a punto de comenzar la semana suspiro porque me hubiera mandado alguién así, por haberme ocupado de mandar en vez de quitarme del medio y , sobre todo, por no haber podido gobernarme a mi mismo con semejante talante. Haber conseguido ser un señor de mi propio ánimo.

22 enero 2006

Enero

Hemos estado esta mañana en la viña podando unas cepas y plantando. Tenía el campo al final una luz muy nueva que resaltaba los marrones de las tierras y las lindes caprichosas marcadas por el sol que quería salir haciendo fuerza. Ha ganado claramente la batalla y sobre la una hemos comido unas rajas de chorizo y un poco de salchichón con vino de Pinacho, provevedor oficial de la editorial.

El aire estaba cargado de promesas y hemos tenido que brindar por el futuro, por los libros que vienen y por nosotros mismos. Ha sido el campo quién ha cambiado nuestro humor y nos ha hecho ver que hemos dejado atrás los peores días, que hemos doblado el cabo y vamos camino de aguas serenas y amistades profundas. La naturaleza es tan fuerte que hace doblar la espalda del incrédulo para que huela la tierra y se levante en la alabanza. Un año, tras otro. Cada vez con más piedras en la mochila. Cada vez con más sorpresa. La sorpresa como gran vector de nuestro mundo interior. De nuestra propia existencia.

Cuando me he levantado de la siesta para poner un poco de orden en la semana que empieza, he creido que eran las cinco menos veinte y luego me he dado cuenta que no, que era más tarde, que me saludaba el sol de las seis menos veinte. Una especie de milagro que solo entienden unos pocos. Otra vez, amigo Borja, vamos camino de la primevera. En Mojacar dicen que nos esperan.

17 enero 2006

Astrana Marín

Durante muchos años he vivido con la ilusión de poderme hacer con la biografía de Astrana Marín sobre Cervantes. Mi pasión por la vida del genio y el hecho de que su biográfo mas concienzudo fuera de Cuenca creo que eran las líneas maestras de esa ilusión que tanto me ha acompañado. El año pasado cogí un poco de dinero de la editorial y me dí el capricho. Está mañana he estado en una librería de viejo para intentar su venta en las mejores condiciones posibles.

Los libros tienen sus cosas, como las personas. No ha encajado en mi vida. Su tacto en tapa castellana no me gusta. Su foma de estar en la biblioteca me parece presuntuosa. No me llega su cariño, esta raro, distante, desocupado. Apenas voy a consultarlo. No veo yo que vaya a hacerme mucha compañía cuando llegué el tiempo en el que ya no hay tiempo.

Ha sido una sorpresa. Un indicativo de lo raro que nos ponemos cuando van alcanzándonos los primeros avisos de lo que seremos en breve y ya ni lo que creíamos propio ( ni siquiera las ilusiones) responden a nuestros deseos.

Con estas cosas es mejor a menos perder. No volver sobre ellas. Uno las despide haciéndose el sorprendido, pero consciente de que cada vez somos menos dueños de nosotros mismos. Y así con todo.

09 enero 2006

lectura y tiempo

El otro día estuvieron por casa unos periodistas que querían un reportaje sobre los libros en papel de Cuenca. Fueron muy amables y sacaron una cosa delicada y bien hecha. Al final me preguntaron sobre que me parecía a mí las nuevas formas de leer en los autobuses y eso y les conteste lo que se me ocurrió y como no les quedaba sitio o no les gustó pues no lo publicaron, así que lo cuento aquí que a lo mejor es el sitio.

George Stainer tiene un trabajo titulado " Pasión Intacta" en el que reflexiona sobre un cuadro que se conoce como " Le Philosophe lisant" en el que se se ve a un lector vestido muy formalmente entregado a su quehacer:

El lector no se encuentra con el libro vestido de una manera informal o desaliñada. Está vestido para a ocasión , reflexiona el crítico. La lectura aquí no es acto gratuito o casual. Se trata de un encuentro cortés, casi cortesano, entre una persona privada y un invitado importante.

El vestido del lector de nuestros días es el tiempo. El tiempo hoy no tiene buena prensa. Quién lo posee , es un don nadie. Poca cosa. Quién no , el poderoso , vive a veces intentando cazarlo. Comprarlo, si es preciso. Pero el tiempo es siempre demasiado caro.

El lector está en el secreto. Guarda su tiempo para leer. Nadie sabe muy bien de donde saca el tiempo. Lo encuentra. Sabe que tiene un tesoro y no es muy proclive a anunciarlo. Vive
en un lugar privilegiado guardado por los muros de su propia biblioteca.

Los de los autobuses no se muy bien que hacen.

02 enero 2006

después

Vencidos ya los días impares vuelta a la normalidad por la mañana, en uno de esas jornadas de vacaciones que uno se concede para engañar al tiempo. Paseo largo con la bici. Frío y sol en el camino de los ríos. Una manzanilla del puerto, pequeña conversación con el camarero gaditano. Comida y siesta. Cuando me despierto el sol ha tomado la derrota de irse y leo a Séneca entre dos luces. La tarde se vacia y yo insisto. Me levanto a buscar un texto de María Zambrano sobre el asunto:
" Seneca es el hombre en la edad madura, y todo hombre de veras en su edad madura, es también un padre ".

Envuelto en estos pañales (admirable placer de la resignación en los colores del propio territorio) doy en preguntarme para que sirven los libros, para que sirven los libros que vamos a publicar este año. ¿ No sería mejor estarse quieto y dejar que pasaran plácidos los días como este ?. Pero enseguida nos damos cuenta del engaño. Estamos necesitados de alguien que cuenta por nosotros. Ese, quizás, sera uno de los pilares de lo que entendemos como originario. Feliz año a todos.