semillas
Se me cruzó " Cien años de soledad " y ahí estoy como el que no quiere levantarse de una terraza de otoño con el sol colándose por los cristales. En un momento del relato, el Coronel Aureliano Buendía presa del vacio de la guerra, y del hastio del poder, habla y habla con su hombre de confianza por medio del telégrafo. Su amigo desbordado por la angustía del coronel le dice :
"Aureliano está lloviendo en Macondo".
El latiganzo de la frase me perforó el alma. Dios quiera que nadie tenga que recordarme alguna vez que llueve, sin enterarme, tan cerca de mi mismo.
Al efecto alguién me dice que por que no guardamos las semillas de unos tomates estupendos que han caído en nuestras manos al final de estos días de tránsito. Podemos guardarlas y cuando llegue el momento intentamos las plantas, y después las matas, y conseguimos tomates de autor para nosotros y los amigos. Ese es el camino: armarse ahora sabiendo que tras el invierno llegará la luz y sol de mayo. Somos lo que somos, seres esperanzados. Vivimos en el secreto mágico del crecimiento. Sabemos que las cosas, la vida , tiene vocación de la alegría, de expansión , de fruto. Sabemos que de noche y de día algo está creciendo en nosotros con destino al otro.
Está de moda hoy decir que todo es suceptible de empeorar. Incluso los que hemos vivido el fenómeno somos conscientes de que esa es la excepción y no la regla. Son los monjes, la gran sabiduría del Cister , quienes cantan el salmo cada día de cada siglo. Dejanos ver tu rostro" , dicen. Cuandos les oigo, con cierta frecuencia, ya ven ustedes por donde, siento el mismo latigazo que con la lluvia de Macondo. El pellizco , que dicen los flamencos.
"Aureliano está lloviendo en Macondo".
El latiganzo de la frase me perforó el alma. Dios quiera que nadie tenga que recordarme alguna vez que llueve, sin enterarme, tan cerca de mi mismo.
Al efecto alguién me dice que por que no guardamos las semillas de unos tomates estupendos que han caído en nuestras manos al final de estos días de tránsito. Podemos guardarlas y cuando llegue el momento intentamos las plantas, y después las matas, y conseguimos tomates de autor para nosotros y los amigos. Ese es el camino: armarse ahora sabiendo que tras el invierno llegará la luz y sol de mayo. Somos lo que somos, seres esperanzados. Vivimos en el secreto mágico del crecimiento. Sabemos que las cosas, la vida , tiene vocación de la alegría, de expansión , de fruto. Sabemos que de noche y de día algo está creciendo en nosotros con destino al otro.
Está de moda hoy decir que todo es suceptible de empeorar. Incluso los que hemos vivido el fenómeno somos conscientes de que esa es la excepción y no la regla. Son los monjes, la gran sabiduría del Cister , quienes cantan el salmo cada día de cada siglo. Dejanos ver tu rostro" , dicen. Cuandos les oigo, con cierta frecuencia, ya ven ustedes por donde, siento el mismo latigazo que con la lluvia de Macondo. El pellizco , que dicen los flamencos.
4 Comments:
Las semillas y la lluvia haran germinar ese secreto mágico que todos llevamos dentro.
Demuestre al mundo ese gran corazón que se intuye en su diario.
Un gran cariño mi querido editor.
Solo cuando la lluvia humedece el corazón de la tierra surge el verdor. Gracias, editor.
Pues muchas gracias a ustedes. Un secreto: anda el editor con un libro de esos que se cruzan y van amontónandose los problemas sin resolver, y uno duda del camino que ha elegido para darles salida ,y la imprenta y !joder!, que no está uno para ruídos. Entonces , cuando iba a hacer otra entrada me choco con su amabilidad y su certeza. Un saludo cariñoso.
DE LEOPARDI, A LA LUNA.
"Que, aunque dure el afán y corra el llanto/la desgracia pasada/es grato, de la vida en los albores/recordar, cuando aún va, con dulce encanto,/la esperanza cubriéndolos de flores."
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